Estamos llegando al final del Mes del Orgullo, una ocasión que nos ha permitido celebrar la diversidad en todo el mundo y hacer un llamamiento para poner fin a la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género. La necesidad de continuar defendiendo los derechos de la comunidad LGBTI sigue siendo primordial. Las relaciones entre personas del mismo sexo están penalizadas en 69 países, y en 11 podrían implicar la pena de muerte.

El Mes del Orgullo ofrece la oportunidad de reunir a la comunidad LGBTI  y honrar la historia del movimiento. Es una ocasión para celebrar lo que se ha logrado y para seguir avanzando en pos de lo que queda por hacer. También es una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad y la inclusión dentro del movimiento en sí mismo, y velar por que nadie quede atrás, en particular la comunidad trans y los afrodescendientes.

Las celebraciones del orgullo de todo el mundo tienen como punto de origen común los sucesos ocurridos durante los disturbios de Stonewall (también conocidos como la revuelta de Stonewall), una serie de manifestaciones espontáneas de miembros de la comunidad LGTBI en respuesta a una redada policial ocurrida en el bar Stonewall Inn, en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, en junio de 1969. A menudo se pasa por alto que las figuras centrales de estos hechos fueron, según los datos históricos, las activistas Marsha P. Johnson, una mujer trans afroamericana, Sylvia Rivera, una mujer trans latinoamericana, y Stormé DeLarverie, una mujer lesbiana afroamericana y birracial.  Por eso, la celebración del orgullo debe su origen y existencia precisamente a la diversidad dentro de la comunidad LGBTI.

Los esfuerzos dirigidos a ayudar a la comunidad LGBTI a enfrentar sus desafíos comunes deben tomar en cuenta los diversos obstáculos y necesidades de todos sus miembros.

El PNUD lleva adelante actividades dirigidas a fortalecer y desarrollar las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil, a menudo mediante intervenciones centradas en los grupos más vulnerables. En Tailandia, y en el contexto de la pandemia de la COVID-19, el PNUD ha trabajado con los grupos LGBTI para preservar los medios de vida y fortalecer la resiliencia de sus miembros, en particular las personas transgénero. En Zambia, mediante una alianza con la Asociación Intersexual de Zambia, el PNUD está llevando adelante proyectos que promueven la inclusión y la igualdad de las personas intersexuales. Este esfuerzo se enmarca dentro del proyecto regional “Vincular la Política a la Programación”, que tiene por objeto fortalecer los derechos vinculados con el VIH y la salud sexual y reproductiva para los jóvenes de Angola, Madagascar, Mozambique, Zambia y Zimbabwe. Mediante el proyecto regional “Ser LGBTI en el Caribe”, el PNUD, en cooperación con otros socios y gobiernos, ha promovidodiálogos políticos de alto nivel para promover los derechos humanos y la inclusión social de la comunidad LGBTI.

El PNUD también está trabajando para fomentar la inclusión y la diversidad entre sus funcionarios y para eliminar la discriminación en el entorno de trabajo. La estrategia People for 2030 del PNUD se basa en la diversidad como un aspecto clave para producir mejores resultados como organización. Sobre la base de recursos tales como las Recomendaciones de UN-GLOBE para lograr lugares de trabajo inclusivos para los funcionarios trans y de género no conforme, el PNUD está trabajando para mejorar la inclusión de todas las identidades de género. Otras iniciativas internas, como la creación del Equipo contra el Racismo y la Discriminación Racial y otras labores conexas, también contribuyen a garantizar un enfoque integrado para avanzar hacia lugares de trabajo más inclusivos y libres de todo tipo de discriminación.

Aunque hemos logrado muchísimo y tenemos motivos para celebrar y enorgullecernos, todavía queda mucho camino por andar y mucho trabajo por hacer. Después de junio, sigamos celebrando y defendiendo la inclusión y la diversidad, y luchemos por ellas durante todo el año.