El coronavirus COVID-19 es ante todo una emergencia de salud y el enfoque está puesto, con toda razón, está en salvar vidas. A medida que los países transitan por las fases de preparación, respuesta y recuperación de la crisis, la respuesta inmediata de salud comienza a evolucionar hacia un análisis del impacto socioeconómico, tanto de la enfermedad como de las medidas adoptadas para contener su propagación. Luego, surgirán preguntas sobre cómo reconstruir mejor después de COVID-19, de una manera más sostenible, verde, equitativa, conectados digitalmente y de forma innovadora.
En esta última fase de recuperación, los temas sobre productividad, inclusión y resiliencia ocuparán un lugar central. A medida que los países salgan de los bloqueos por cuarentena encontrarán sus economías severamente afectadas, además de trabajadores informales y pequeñas y medianas empresas afectadas de forma desproporcional; entonces surgirán cuestionamientos sobre la inclusión y la resiliencia de los modelos económicos anteriores a COVID-19.
Una gobernanza efectiva es esencial para abordar estos desafíos. Esto incluye instituciones fuertes que defienden el estado de derecho y luchan contra la corrupción. Pero también debe ir más allá de estos elementos de oferta y demanda, para incluir resultados de desarrollo. Parte de la crítica contra la gobernanza democrática en el pasado reciente en América Latina y en otros lugares, proviene de una pérdida de confianza en las instituciones y procesos que, si bien pueden permitir al menos en teoría la igualdad de participación política (es decir, el sufragio universal), no ha proporcionado la igualdad de oportunidades esperadas (acceso igualitario a los servicios independientemente de quién sea o dónde se encuentre), o resultados (movilidad socioeconómica). Para ser verdaderamente efectivo, en la recuperación de COVID-19 o en general, la gobernanza debe traducirse en un desarrollo más igualitario y transformador. Incluyendo, al menos en parte, abordar las disparidades de poder e influencia entre los ciudadanos.
Pensamiento de vanguardia
El PNUD es líder en asistencia técnica para gobernanza a nivel global, con más de 35 años de experiencia en esta área. Como organización preocupada por el desarrollo humano sostenible, también proporciona ideas innovadoras sobre la pobreza multidimensional y el crecimiento verde inclusivo. En 2019, PNUD Panamá publicó su Informe Nacional de Desarrollo Humano sobre la importancia de instituciones sólidas. El mismo año, el PNUD elaboró su Informe Mundial de Desarrollo Humano sobre la desigualdad, abordó temas sobre la próxima generación de desigualdades, como la brecha digital que afecta la educación y el empleo y el cambio climático que afecta a las poblaciones vulnerables de manera diferenciada. Un denominador común en ambos informes es la importancia de las decisiones correctas en políticas públicas, producidas a través de procesos participativos e implementadas por instituciones transparentes y responsables, para mejorar los resultados socioeconómicos.
Ahora existe la oportunidad de repensar las opciones de políticas disponibles y definir un futuro mejor. A este respecto, cuatro áreas de gobernanza efectiva, o gobernanza que produce mejores resultados de desarrollo, son particularmente prometedoras para una recuperación productiva, resiliente y verdaderamente inclusiva en Panamá.
Gobernanza local
Primero, la gobernanza local. El 15 de mayo, el presidente de Panamá aprobó la Ley 155, que reforma la Ley 37 (2009) sobre descentralización, otorgando una mayor autonomía a los gobiernos locales para administrar los recursos para la respuesta a COVID-19. Sin embargo, se necesita hacer más en términos de desarrollo de capacidades para que los gobiernos locales verdaderamente reflejen y respondan a las necesidades locales de largo plazo.
Segundo, la planificación del desarrollo inclusivo. Esto incluye análisis basados en evidencia para planes nacionales, promoción de la diversificación económica y el crecimiento sostenible, y el manejo efectivo de los recursos naturales. Panamá, como muchos países, enfrenta un desafío en la disponibilidad de datos diferenciados sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus indicadores. En las dos esferas del planeta y la paz, en particular, faltan datos para diagnosticar la situación y monitorear el progreso, lo que hace que la planificación del desarrollo sobre la base de la evidencia sea muy difícil. Además, la planificación del desarrollo a menudo puede ser un proceso específico del sector dominado por instituciones a nivel nacional sin incluir el "usuario final" en el proceso.
La gobernanza digital para la transparencia
Tercero, la gobernanza electrónica. COVID-19 ha presionado a los gobiernos para que actúen rápidamente para responder a la crisis, pero también para mostrar niveles de transparencia sin precedentes al hacerlo. En Panamá, el gobierno se ha asegurado de que los contratos estatales para la infraestructura y adquisición de COVID-19 se publiquen en un sitio web abierto al público. Aunque aún falta mucho camino por recorrer en este aspecto, este es un paso importante en la rendición de cuentas y la transparencia del gobierno y puede replicarse en todo el gobierno en el futuro.
Renovar el contrato socioeconómico
Y finalmente, renovando o redefiniendo el contrato socioeconómico. A pesar del crecimiento económico muy fuerte durante la última década, el modelo económico de Panamá sigue altamente concentrado tanto geográfica como sectorialmente. También es el sexto país más desigual del mundo. Pero tiene varias ventajas para abordar estos desafíos: es pequeño, por lo tanto, en principio, puede resolver los desafíos de la desigualdad y el crecimiento inclusivo con las políticas adecuadas; es seguro y tiene una fuerte cohesión social, aún más en la respuesta impulsada por la "solidaridad" al virus; y tiene una historia de diálogo inclusivo para lograr cambios importantes en la economía política. Todos estos factores apuntan a un potencial positivo para que Panamá revise su contrato socioeconómico y busque modelos de desarrollo más inclusivos después de la pandemia.