Volver a encaminarse tras la pandemia y aumentar la contribución de la movilidad humana al desarrollo sostenible exigirá integrar mejor a los migrantes en las comunidades que los reciben
Incluir a los migrantes en la recuperación de la COVID-19
15 de Febrero de 2022
“Mi empleador terminó mi contrato”, dijo una trabajadora doméstica indonesia que vive en Malasia. “El restaurante cerró debido a la COVID-19”, dijo otra migrante que se fue de Tailandia tras perder sus ingresos y su autorización para permanecer en el país. “El dueño recortó el horario y los salarios”, dijo un tercer migrante, un obrero de fábrica que tuvo que volver a su país: Myanmar.
Los trabajadores migrantes no solo perdieron sus empleos durante la pandemia, también quedaron excluidos de las redes de seguridad social y se enfrentaron al estigma y la discriminación tanto en el extranjero como en sus países de origen. Algunos gobiernos dijeron que correspondía al país natal en cuestión enviar ayuda a los migrantes para hacer frente a los confinamientos, y en los casos en que las autoridades les brindaron ayuda alimentaria hubo fuertes reacciones xenófobas en las redes sociales.
Paradójicamente, si bien los migrantes estuvieron entre los más afectados por la pandemia, la crisis sanitaria mundial también reafirmó sus extraordinarias contribuciones. Muchos gobiernos terminaron reconociendo que los migrantes aportan conocimientos, apoyo, redes y destrezas que fomentan el desarrollo en los países de origen, de tránsito y de destino. Los gobiernos de la Argentina, Chile, Francia, Alemania, el Perú y España reconocieron la importancia de los migrantes en la respuesta a la pandemia y garantizaron su acceso a empleos en sectores clave como la atención sanitaria y la agricultura. En Kenya, el gobierno concedió visas y cooperó con empleadores y empleados para mantener la ocupación laboral.
Integración: la clave para construir un futuro mejor
La reanudación de la migración será un factor importante para impulsar la recuperación de la pandemia, siempre que la movilidad humana sea segura e inclusiva y se respeten los derechos humanos y las normas laborales internacionales. Sin embargo, para que la migración sea un factor que fomente el desarrollo sostenible, es necesario que los gobiernos, los empleadores, los sindicatos y otras partes interesadas prioricen la integración socioeconómica de los migrantes. La integración los empodera al promover su inclusión sostenible y su contribución a las economías locales.
La Red de las Naciones Unidas sobre la Migración presentará un nuevo informe: Tackling the Socio-Economic Consequences of COVID-19 on Migrants and their Communities: Why Integration Matters (Enfrentar las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 sobre los migrantes y sus comunidades: la importancia de la integración; disponible en inglés). El informe es fruto de la cooperación entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Además de incluir ejemplos de beneficios tangibles para los migrantes y las comunidades anfitrionas, subraya la importancia de brindar acceso a empleos decentes, a la protección social y a las oportunidades para desarrollar destrezas y fomentar el espíritu emprendedor.
Por ejemplo, la OIT y el PNUD han apoyado a gobiernos, empleadores y organizaciones laborales en América Latina para reducir la vulnerabilidad de los venezolanos desplazados en el exterior y aprovechar al máximo sus contribuciones. Uno de los principales objetivos ha sido generar oportunidades de empleo decente. La mayoría de los venezolanos trabajan en el sector informal de los países anfitriones. A cambio, el Gobierno de Colombia brinda evaluaciones de capacidad y ofrece servicios de certificación para que los venezolanos puedan encontrar trabajos dignos. También se asegura de brindar atención sanitaria inclusiva y otras formas de protección social, de ayudar a sus hijos a ir a la escuela y de promover la cohesión social.
El informe se presenta en el marco de la Semana de la Migración (del 14 al 18 de febrero de 2022), que es una ocasión idónea en donde se presentan las mejores prácticas de la aplicación del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular (GCM). Además, es la antesala de la primera edición del Foro de Examen de la Migración Internacional (FEMI) en mayo, el cual brindará una oportunidad vital para evaluar el progreso y definir un camino a seguir para avanzar hacia una gobernanza de la migración basada en los derechos, que proteja los derechos humanos y laborales y promueva el desarrollo sostenible y resiliente.
A medida que dejamos atrás la pandemia, trabajar en pro de la inclusión de los migrantes, lograr que la migración sea más segura, más ordenada y más regular, promover la cohesión social y avanzar hacia la integración impedirá que otras crisis tengan efectos adversos similares. La recuperación nos ofrece dos opciones: volver a los viejos hábitos, o lograr que la migración beneficie a todas las personas.