Regresar a los Balcanes Occidentales, un caramelo agridulce para el pueblo gitano
7 de Abril de 2022
Los países y territorios de los Balcanes Occidentales, que abarcan Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo*, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia, comparten una serie de rasgos comunes: un pasado colectivo (la mayor parte de la región formó parte de la República Federativa de Yugoslavia), unas condiciones económicas y sociales similares, unas aspiraciones comunes de adhesión a la Unión Europea (UE), una proximidad geográfica a la UE y el hecho de que la mayoría de sus ciudadanos ahora se encuentran exentos de visados para viajar hacia el espacio Schengen.
También comparten patrones migratorios similares, ya que los Balcanes Occidentales son tanto una región de tránsito como de migración. Desde principios de la década de los 90, se registran altos índices de migración hacia los Estados miembros de la UE, siendo Alemania el destino preferido.
Cada dos minutos una persona sale de los Balcanes Occidentales en calidad de migrante económico con destino hacia la UE, de acuerdo a un estudio reciente (en inglés). Albania, Macedonia del Norte y Serbia figuran entre los 20 países con mayor número de nacionales en situación migratoria irregular en los Estados miembros de la UE. El pueblo gitano constituye una gran parte de este grupo.
El término “gitano” se utiliza para referirse a una serie de diferentes grupos étnicos (por ejemplo: los Roma, los Sinti, los Kale, los zíngaros, los Romanichels, los Boyash, los Ashkali, los egipcios, los Yenish, los Dom, los Lom, los Rom o los Abdal) e incluye a los nómadas, sin dejar de lado todas las características particulares de cada uno de estos grupos.
¿Por qué se marchan?
Las oportunidades laborales limitadas, los trabajos mal pagados, el extenso sector laboral informal, la corrupción y la baja calidad de los servicios sanitario y educativo son algunos de los principales motivos que fomentan la emigración. La discriminación fundamentada en motivos como la raza, la etnicidad y la orientación sexual, así como la violencia doméstica o étnica son otros factores que motivan la emigración.
El acceso al mercado laboral es aún más desafiante para minorías como la del pueblo gitano. En la región, uno de cada tres está desocupado, apenas uno de cada cinco está empleado y dos tercios de estos trabajan en la economía informal. El perfil socioeconómico de las mujeres gitanas es aún más precario: sus tasas de empleo son tan bajas que oscilan entre el 3 % y el 4 %. El PNUD y el Banco Mundial han llevado a cabo encuestas cualitativas y cuantitativas (en inglés) que confirman esta situación. Un alto porcentaje de la comunidad gitana que solicita asilo proviene de la región: casi el 62 % de todas las solicitudes son de Macedonia del Norte y el 83 % de Serbia, las cuales se originan por las dificultades sociales y económicas a las que se enfrentan.
No obstante, los países balcánicos occidentales han sido declarados como “países de origen seguros” por la mayoría de los países destino de la UE, razón por la cual la mayoría de las solicitudes de asilo en la última década son declaradas "infundadas". Esto ha agilizado los procedimientos para que aquellos que buscan asilo regresen a sus países de origen bajo acuerdos de reintegración. En 2020 las sentencias de regreso crecieron significativamente, desde 26.000 en 2019 a casi 35.000 en 2020.
¿Qué les ocurre cuando regresan a sus hogares?
Cuando los migrantes vulnerables regresan a casa, especialmente los gitanos, enfrentan incontables barreras que van desde el acceso a la vivienda, a la educación y al empleo, hasta la discriminación. A menudo los migrantes explican que se sienten peor en comparación a los que nunca han emigrado.
Muchos regresan a casas abandonadas y en mal estado, donde viven en condiciones inadecuadas, mientras que algunos de ellos no tienen ni una morada en donde cobijarse.
Los migrantes que regresan son personas que abandonaron su país de origen precisamente porque no pudieron encontrar trabajo, por la discriminación o por la falta de formación. Sin embargo, la discriminación persiste a su regreso. El reconocimiento de sus competencias significa otro importante reto. Incluso quienes han trabajado durante su estancia en los países de la UE, suelen volver sin certificados oficiales de los conocimientos y habilidades adquiridos, lo que les impide encontrar un (mejor) trabajo en su país de origen.
Los niños que regresan a sus hogares suelen tener dificultades para seguir las clases debido a sus limitados conocimientos del idioma local y a menudo tienen que repetir curso. Los que vuelven, cuentan las dificultades que han pasado para obtener documentos de identificación personal, sin los cuales no pueden solicitar asistencia social o sanitaria, educación y cualquier otra forma de protección social.
La oleada de migrantes que regresan ha puesto de relieve numerosos desafíos, ya que las economías de los Balcanes Occidentales tienen dificultades para hacer frente a las elevadas tasas de migración. Con la introducción de los acuerdos de reintegración, los países beneficiarios del Instrument for Pre-accession Assistance (Instrumento de Ayuda para la Preadhesión, IPA por sus siglas en inglés) de los Balcanes Occidentales han mejorado, en cierta medida, la legislación de los procedimientos y las medidas de respuesta a la reintegración. Serbia, por ejemplo, ya cuenta con un sistema sólido, mientras que Albania y Macedonia del Norte han logrado algunos avances.
Sin embargo, los marcos existentes no ofrecen soluciones prácticas de reintegración o, por otras razones, no las implementan de manera efectiva. Las autoridades locales tienen recursos y mecanismos limitados para asociarse con la sociedad civil y el sector privado con el fin de apoyar los procesos de reinserción.
La falta de datos sistemáticos sobre los migrantes en condiciones vulnerables provoca que los procesos de reintegración y que los servicios no sean inclusivos ni eficientes. Esto profundiza la exclusión económica y social de quienes regresan y, a su vez, aumenta el riesgo de provocar una segunda migración.
Al mismo tiempo, las economías de los Balcanes Occidentales no están exprimiendo el gran potencial de quienes regresan, quienes pueden aportar valor al mercado laboral local y a la sociedad.
Poner los puntos sobre las íes
Regresar al hogar no debería significar regresar a la pobreza. Los autogobiernos locales desempeñan un papel decisivo a la hora de mejorar la reintegración social y económica de las personas que retornan. En el PNUD, estamos asistiendo a las comunidades de acogida para responder, apoyar y reintegrar de manera efectiva a los refugiados más vulnerables en su regreso a los Balcanes Occidentales. Entre el apoyo presetado se incluye la ayuda para que los niños se integren de manera fácil en el sistema escolar, la asistencia para la obtención de documentos o la formación laboral y las pequeñas subvenciones para quienes deseen iniciar su propio negocio. Todos los servicios deben estar mejor coordinados para evitar superposiciones o la falta de capacidades, además que deben adaptarse a las necesidades más urgentes de las personas migrantes.
A través del proyecto regional "Fortalecimiento de los sistemas nacionales y locales para apoyar la integración socioeconómica efectiva de los migrantes que regresan a los Balcanes Occidentales" financiado por la UE, el PNUD está trabajando en Albania, Macedonia del Norte y Serbia para animar a las instituciones a que implementen soluciones comprensivas e innovadoras para el empoderamiento económico y social de los migrantes que regresan en condiciones vulnerables.
*Las referencias a Kosovo deben entenderse en el contexto de la Resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.