El mes pasado, la ciudad de Guayaquil, Ecuador, fue capital ambiental de América Latina y el Caribe. Desde 2013, se celebran en esta ciudad, los Premios Latinoamérica Verde, una iniciativa cuyos objetivos son reconocer los mejores proyectos de desarrollo sostenible en la región y ser una vitrina que promueva la economía verde.
En su última edición, este evento convocó a 2.334 iniciativas, en un escenario donde se intercambiaron experiencias y se conectaron cientos de emprendedores, inversionistas, ambientalistas, comunicadores, representantes de gobiernos nacionales y locales, comunidades, y sector privado. Es un espacio motivador y de empoderamiento para quienes trabajan en pro de una profunda transformación de nuestra sociedad.
Los datos evidencian la necesidad de este cambio. Según Naciones Unidas, desde 1970, la humanidad ha vivido en un permanente exceso ecológico con una demanda anual de recursos que exceden lo que la Tierra puede regenerar cada año (su biocapacidad). Hoy la humanidad usa el equivalente a 1.5 veces la biocapacidad del planeta. Esto significa que actualmente requerimos de un año y seis meses para regenerar lo que consumimos en uno solo. Al mismo tiempo, los efectos negativos del cambio climático se han recrudecido.
Entonces ¿cómo podemos promover prosperidad, negocios inclusivos y creación de riqueza, especialmente de las personas con menores recursos, cuando estamos destruyendo la naturaleza de la cual dependemos en nuestra capacidad productiva? Sin duda, es urgente dar paso a nuevos patrones de producción y consumo, y a una relación diferente con el planeta y sus recursos.
Más allá de las políticas públicas y de grandes convenciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado están aportando soluciones para lograr un desarrollo en armonía con la naturaleza.
Es el caso de ‘Wenu Mapu: Papel Amigo de la Tierra’, uno de los proyectores ganadores de los Premios en esta edición, es un emprendimiento de un joven que diseñó y fabricó una máquina para elaborar papel 100% reciclado. Actualmente está reciclando una tonelada de papel mensual, pagando cuatro veces más a los recicladores de base que los precios fijados a nivel de mercado. Comercializa diversos productos entre los que se encuentran agendas escolares que incluyen contenidos sobre el cuidado del ambiente e incluso “papel semilla” que plantado en tierra puede hacer germinar una planta.
Esta y otras experiencias han sido reconocidas en estos Premios Latinoamérica Verde, mostrando una inspiradora diversidad de iniciativas y compromiso entre las sociedades de la región por avanzar hacia un cambio.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ha acompañado este esfuerzo para generar conciencia y abrir oportunidades con las que desarrollar nuevos bienes, productos y servicios verdes. Actualmente, y con cuatro agencias de las Naciones Unidas, impulsa la iniciativa Alianza para la Acción hacia una Economía Verde (PAGE, por sus siglas en inglés), con la que apoya a los países a transitar hacia economías verdes e inclusivas y a generar espacios de discusión a nivel internacional para conocer las oportunidades que brinda un cambio de modelo, como la organización del Diálogo de Alto Nivel sobre Economía Verde y Desarrollo Sostenible, celebrado en el marco de los mencionados premios.
Convocatorias como la de Premios Latinoamérica Verde está mostrando esfuerzos y oportunidades que nacen principalmente desde el sector privado y sociedad civil en una variedad de sectores, tales como energías renovables y sistemas de transporte ecológicos y eficientes, manejo de agua, tratamiento de residuos, etc. El impacto de los premios no es menor y muestra el potencial de transitar hacia una economía verde: un estudio muestra que los proyectos tuvieron un incremento promedio del 70% en sus ventas después de participar. Del mismo modo, el 71% de los proyectos ha obtenido recursos adicionales, siete de cada 10 proyectos han logrado que su comunidad se involucre activamente en el desarrollo de su iniciativa y se ha aumentado la empleabilidad en un 16%.
América Latina y el Caribe es una “superpotencia” en biodiversidad y puede y debe aprovechar esta oportunidad para mejorar los medios de vida y la resiliencia, contribuyendo a reducir la pobreza y la desigualdad. Reformas en las políticas públicas y la gobernanza pueden hacer que los medios de vida basados en activos ambientales sean más rentables como un camino viable para salir de la pobreza.
Si realmente queremos cambiar paradigmas establecidos, transformar la realidad de la región latinoamericana y del planeta y construir sociedades inclusivas, pacíficas y prósperas, debemos prestar más atención al impacto que la humanidad está teniendo en el ambiente. Tenemos recursos, conocimiento y capacidades para cambiar los modelos de producción, garantizar que cada persona viva con dignidad y en línea con la Agenda 2030, que nadie se quede atrás.