Sabemos que los modelos tradicionales de crecimiento económico lineal basados en el modelo “hacer, tomar y desechar” no funcionan, ni siquiera a corto plazo. Una economía circular promueve el uso continuo de recursos de modo que haya mucho menos desperdicio en lo que consumimos y producimos. Si queremos alcanzar una mayor circularidad, debemos ahondar en los contextos locales de desarrollo, buscar indicadores diferentes para contar la historia y demostrar cómo generar y regenerar el crecimiento sin tanto desperdicio.
En Viet Nam y Kenya están estudiando cómo ya se reutilizan los materiales en las cadenas de suministros. Las intervenciones futuras en materia de diseño comenzarán con lo que las personas ya saben y hacen, en vez de suponer que hay una práctica de reciclado o imponer una desde afuera.
En la República Democrática del Congo existe un Laboratorio de Aceleración del PNUD que respalda un Atlas de Soluciones (de diseño) Locales, incluyendo la producción de carbón verde a partir de cartón comprimido y reusado, y la creación de muebles y de estufas solares hechos con neumáticos. Es un ejemplo de buena utilización de la capacidad ociosa y de los recursos. Quizás las grandes compañías de neumáticos los pudiesen usar como proveedores.
Mirando más allá de los beneficios financieros
En Mongolia se han centrado en identificar oportunidades con el gobierno, los pastores y los negocios para comprar, de manera sostenible, la lana, la cachemira y el cuero. Hay inversores que desean estudiar los beneficios sociales y medioambientales por encima de los beneficios financieros. Cuando esos abrigos y chales llegan a los mercados mundiales, pueden ser usados, vendidos y reusados, contribuyendo así a la circularidad.
En China el PNUD se ha asociado con la compañía de tecnología Baidu para crear una aplicación para teléfonos móviles llamada ‘Baidu Recycle’. Esta ayuda a los usuarios a valorar y reciclar sus productos electrónicos gracias a puntos cercanos de recolección de desechos electrónicos. ¿Por qué estas compañías y otras similares son consideradas disruptivas? Es porque piensan y actúan de manera diferente, manteniendo los recursos en uso por más tiempo, usando los subproductos o desechos de una compañía como los materiales de otra. Reparan, vuelven a usar y reciclan. ¿Pueden otros aprender de ellos? ¿Qué más se puede hacer?
Estamos aprendiendo duras lecciones. Primeramente, es difícil alinear los objetivos del sector público y el privado. Tratamos de usar la información y la experiencia para mostrar qué es lo indicado desde el punto de vista económico, pero nada ocurre hasta que el primer responsable de las políticas, productor o inversor vea que toda la cadena de valores puede funcionar de este modo.
Un enfoque global
En segundo lugar, ha sido imposible escalar sin cambios en el ámbito político y fiscal, y aquí deben tomar la delantera los gobiernos, tanto nacionales como locales. En Laos adoptamos este enfoque global. El PNUD identificó las estrategias más prometedoras en lo referente al crecimiento de la economía circular, con los responsables de la planificación y las políticas del país en los campos de la agricultura, la construcción, la energía y el transporte bajos en carbono. Esto fue lo más cerca que se estuvo a un enfoque de toda la economía. La buena noticia es que estas medidas se están reflejando en las contribuciones nacionales, y el PNUD, a través de su Promesa para el Clima, presta ayuda a más de 100 países en este sentido. Estas contribuciones se supone que apunten a ese espacio amplio de políticas y estándares aceptables que ayudan a los países y a las industrias a salir de las tecnologías ya antiguas, que también son más difíciles de abandonar si cambia el alcalde o el director.
En tercer lugar, debemos financiar e impulsar vigorosamente la innovación y no limitarla a la tecnología. También estamos estudiando modelos institucionales innovadores y de comportamiento disruptivo. Los 60 Laboratorios de Aceleración del PNUD, que trabajan en casi 80 países, están analizando enfoques totalmente nuevos que pueden ser usados a nivel local y mundial.
En cuarto lugar, debe ser rentable, pero esto puede extenderse a lo largo del ciclo de vida del producto en vez de limitarse a los costos anuales. Los presupuestos a corto plazo han servido de excusa a las malas prácticas durante mucho tiempo. La introducción de nuevas herramientas, incluyendo la previsión y los aportes colectivos a los pronósticos, planificación y puesta en práctica, ha ayudado a romper ese ciclo.
Imperativo social y político
En quinto lugar, se trata de presentar el caso a las personas y de crear un imperativo social y político. La transparencia da un aviso a los gobiernos y a las compañías, y los mejores defensores públicos son a menudo los que pueden influenciar mostrando el cambio en sus organizaciones, en sus compañías y en sus vidas.
En sexto y último lugar, tenemos que hacer lo que predicamos. El PNUD se ha comprometido con reducir su propia huella de carbono en un 50 por ciento para 2030, y promueve la circularidad no solo para los países que ayuda sino para sí mismo. El programa de innovación disruptiva en el ámbito ecológico, Greening Moonshot trata de lo que el PNUD tiene que hacer para mejorar el modo en que contribuye a generar menos desechos y más regeneración y reutilización de los recursos. No es fácil, y necesitamos que nuestros socios nos acompañen.
Esta visión y esta agenda no pueden apoyarse únicamente en la información y la experiencia, aunque las cifras muestren que se han triplicado los resultados en las ganancias financieras, medioambientales y sociales. Hay un imperativo moral mayor que debe ser mencionado, sentido y oído: estamos destruyendo el planeta y lo estamos haciendo más rápido que cualquier generación precedente. Debemos hacernos presentes, que nos tengan en cuenta y que recurran a nosotros. Además los precursores y los que imponen los nuevos estándares a la industria deben recibir reconocimiento y recompensa.