Mujeres Emprendedoras en la Economía Informal: Datos que impulsan el cambio
4 de Octubre de 2024
El empoderamiento económico de las mujeres es fundamental para reducir la pobreza y fomentar el desarrollo sostenible. Un estudio implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de su Laboratorio de Aceleración, el Instituto de la Mujer y Empresa (IME) de la Universidad Privada Franz Tamayo y la consultora Kinitro, ha proporcionado datos clave sobre la situación de las mujeres emprendedoras en la economía informal en Bolivia, destacando los perfiles de mujeres que desempeñan sus actividades en este sector.
Irma, una emprendedora de La Paz, tuvo que dejar su empleo formal para dedicarse a su familia y empezar su propio negocio desde casa. Como muchas otras mujeres en su situación, ella enfrenta el desafío de equilibrar el trabajo del hogar con las actividades de su emprendimiento, siendo esta la única manera de conciliar ambos roles.
Por otro lado, Onaira perdió su trabajo durante la pandemia y, en respuesta, empezó a vender productos en ferias callejeras para generar ingresos. Su capacidad para adaptarse y reconocer los productos más demandados le permitió contribuir económicamente a su familia y salir adelante.
En Bolivia, ocho de cada diez mujeres trabajan en la economía informal, según un estudio de OIT. Esta situación conlleva serias implicaciones, ya que muchas de ellas carecen de ingresos estables, acceso a seguridad social o a un fondo de pensiones. Esta falta de protección social aumenta su vulnerabilidad durante periodos de conflictos sociopolíticos, crisis económicas, emergencias de salud o desastres climáticos. A largo plazo, esta precariedad las expone a un mayor riesgo de vivir en la pobreza durante la tercera edad, ya que no cuentan con un sistema de respaldo financiero para su jubilación. Con el fin de proporcionar información que permita alimentar la toma de decisiones informada, se desarrolló un estudio sobre las mujeres en la economía informal en ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, con una muestra estadísticamente representativa de 818 mujeres del sector informal.
Radiografía de las mujeres en la economía informal
El estudio muestra que las mujeres emprendedoras que se desenvuelven en la economía informal tienen en promedio 39 años, el 76% son jefas de hogar y; aunque el 76% de ellas usa Internet, solo el 41% lo utiliza en actividades relacionadas a su negocio.
El 72% de las mujeres son únicas propietarias de su negocio, principalmente en el sector minorista, y la mayoría destina sus ingresos a satisfacer las necesidades de sus familias. A pesar de que entre el 50% y el 64% de ellas tienen acceso a cuentas bancarias, solo el 37% utiliza herramientas digitales como el código QR y únicamente el 8% usa medios digitales para controlar sus ingresos y gastos.
Un hallazgo relevante del estudio revela que el 73% de las mujeres que trabajan en la economía informal lo hacen hasta 72 horas a la semana, mientras que el 21% supera las 81 horas. Esto evidencia que la sobrecarga laboral es una característica central de estos negocios, lo que genera agotamiento físico y limita su capacidad para concentrarse en mejorar sus habilidades empresariales o acceder a oportunidades más favorables.
Diversidad y Desafíos
Entre los perfiles identificados de mujeres emprendedoras, considerando su nivel educativo, acceso a tecnología y servicios financieros, se destacan los siguientes grupos:
- Mujeres jóvenes con poca instrucción, que enfrentan barreras significativas para el crecimiento de sus negocios y dependen en gran medida de redes personales y familiares.
- Jóvenes con instrucción técnica, que tienen mayor acceso a recursos, pero presentan debilidades en habilidades digitales y financieras.
- Mujeres con estudios superiores, que tienen mayores posibilidades de crecimiento y usan frecuentemente herramientas digitales en su negocio
- Mujeres mayores con poca digitalización, que constituyen uno de los grupos más vulnerables y que se apoyan en los conocimientos transmitidos de generación en generación para sostener sus actividades.
Además, se identificaron otro tipo de emprendedoras, según su actitud ante el negocio, como las artesanas y las emprendedoras circunstanciales que se apoyan en conocimientos adquiridos en su entorno familiar; las emprendedoras digitales que utilizan redes sociales para impulsar sus negocios y; las emprendedoras con potencial de crecimiento, que combinan el capital propio con las herramientas digitales, siendo estas últimas las que tienen mayor potencial de crecimiento.
Contar con información sobre la diversidad de los perfiles es esencial para diseñar políticas públicas que respondan a las necesidades específicas de cada grupo en materia de inclusión financiera, acceso a mercados, y mejora de sus condiciones laborales, entre otros.