Nueva York, 20 de mayo de 2020 – El desarrollo humano global, como medida combinada de la educación, la salud y las condiciones de vida en el mundo, podría retroceder este año por primera vez desde la introducción de este concepto en 1990, según alertó hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“El mundo ha visto muchas crisis en los últimos 30 años, incluida la crisis financiera mundial de 2007-2009. Todas han golpeado con fuerza al desarrollo humano pero, en general, a nivel global se ha conseguido avanzar cada año”, explica Achim Steiner, Administrador del PNUD. “La COVID-19, con su triple impacto en salud, educación e ingresos, puede alterar esta tendencia”.
Los retrocesos en aspectos fundamentales del desarrollo humano se están dando ya en la mayoría de los países, ricos y pobres, de todas las regiones.
Mas de 300.000 personas han fallecido a causa de la COVID-19, y las estimaciones para este año apuntan a una caída del 4 % de la renta per cápita mundial.
Con el cierre de escuelas, las estimaciones del PNUD de la “tasa efectiva de desescolarización” - el porcentaje de niños y niñas en edad de cursar la enseñanza primaria ajustado para reflejar aquellos que no tienen acceso a Internet - indican que el 60 % de ellos no están recibiendo ninguna educación, llevando la desescolarización global a niveles desconocidos desde la década de 1980.
El impacto conjunto de estos choques podría dar lugar a un retroceso inédito en los niveles de desarrollo humano.
Y ello sin contar con otras consecuencias importantes, como en el avance hacia la igualdad de género. Los efectos negativos de la crisis sobre las mujeres y las niñas van desde el ámbito económico —menos ingresos y ahorro, mayor inseguridad laboral—, hasta la salud reproductiva, el trabajo de cuidados no remunerado y la violencia de género.
COVID-19: un ampliador de desigualdades
Las previsiones apuntan a que la caída del desarrollo humano será mucho mayor en los países en desarrollo que cuentan con menos medios para gestionar los efectos sociales y económicos de la pandemia que otros países más ricos.
En el sector educativo, ante el cierre de las escuelas y las profundas brechas existentes en el acceso al aprendizaje online, el PNUD calcula que el 86 % de los niños y niñas de primaria se encuentran actualmente sin escolarizar en los países con un desarrollo humano bajo, comparado con el 20% en los países con un desarrollo humano muy alto.
Sin embargo, con un acceso más equitativo a Internet que permita a los países rezagados cerrar la brecha respecto a los que encabezan su grupo de desarrollo, algo que es factible, las desigualdades actuales en materia educativa podrían cerrarse.
La adopción de intervenciones decididas y enfocadas en la equidad puede impulsar la reacción de las economías y las sociedades de manera que se logren mitigar los profundos efectos de la pandemia de COVID-19.
“Esta crisis muestra que si no somos capaces de integrar la equidad en nuestras políticas muchas personas quedarán atrás. Esto cobra especial relevancia en el caso de las ‘nuevas necesidades’ del siglo XXI, como el acceso a Internet, que nos está permitiendo aprovechar los beneficios de la teleeducación, la telemedicina y el trabajo desde casa”, dice Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
Se pueden implementar enfoques centrados en la equidad a un costo razonable. Por ejemplo, se calcula que cerrar la brecha digital en los países de renta media y baja costaría solo un 1 % de los extraordinarios paquetes de medidas fiscales de apoyo aprobados hasta el momento en todo el mundo en respuesta a la COVID-19.
La importancia de la equidad queda de manifiesto en el Marco de las Naciones Unidas para la respuesta socioeconómica inmediata ante la crisis de la COVID-19, que establece unos criterios de referencia básicos para una buena gobernanza ecológica y en igualdad de género desde la que construir una “nueva normalidad”. El marco recomienda la adopción de cinco pasos prioritarios para enfrentar la complejidad de esta crisis: proteger los sistemas y servicios sanitarios; mejorar la protección social; proteger los empleos, las pequeñas y medianas empresas y los trabajadores del sector informal; políticas macroeconómicas que beneficien a todos; y promover la paz, la buena gobernanza y la confianza para reforzar la cohesión social. El PNUD hace un llamado a la comunidad internacional para que invierta rápidamente en las capacidades de los países en desarrollo para seguir estos pasos.
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Enlace a ‘Human Development Perspectives COVID-19: Assessing the impact, envisioning the recovery’: http://hdr.undp.org/en/hdp-covid.
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