En el noreste de la India, la tradición y la conservación se entrelazan
Conservar los puentes de raíces vivas de Meghalaya
22 de Mayo de 2024
El bosque resuena repleto de sonidos de aves e insectos mientras Morningstar Khongthaw se adentra en los espesos arbustos que discurren junto a un arroyo. “Aquí llueve todo el año, de modo que los arroyos siempre traen mucha agua. Es prácticamente imposible nadar en ellos o vadearlos, sobre todo si viajas con la familia o llevas mercancías pesadas. Por eso son tan importantes”, explica y señala a un puente peatonal hecho completamente de árboles.
El estado de Meghalaya, en la región nororiental de la India, forma parte de un punto crucial de la biodiversidad indo-birmana, una de las regiones del mundo más importantes desde el punto de vista biológico, pues posee variadas especies endémicas, incluidas más de 7.000 plantas y 500 vertebrados. En ella viven también 300 millones de personas, la mayoría de las cuales dependen de la diversidad biológica para su subsistencia.
En las montañas Khasi en Meghalaya residen los khasi, quienes dominan el arte de construir puentes a partir de árboles de ficus que les ayudan a desplazarse a través de los bosques tropicales densos. Denominados puentes de raíces vivas, los pobladores atan dichas raíces aéreas del árbol del corcho (ficus elastica) a ambos márgenes del río con bambú, lo que ayuda a orientar la dirección de las raíces hasta entrelazarse. El proceso puede tomar de 20 a 25 años. Los puentes conectan aldeas remotas a través de terrenos escarpados y resbaladizos en valles de desfiladeros profundos en los que es difícil construir carreteras de hormigón y puentes de acero debido a los aludes frecuentes que causan las precipitaciones copiosas.
Los puentes de raíces vivas representan el estilo de vida y la cultura sostenibles de los khasi, quienes reconocen la interdependencia y la interconexión de todas las formas de vida. Ello se refleja en la veneración a la naturaleza: desde un gran número de arboledas sagradas, zonas de bosques en las que se prohíbe la extracción de recursos naturales para permitir la regeneración natural, hasta la prohibición de la caza de fauna salvaje. Las prácticas con conciencia ecológica pueden observarse en la vida cotidiana: desde el embalaje de alimentos con hojas, hasta la confección de cubos de residuos con bambú en lugar de plástico.
“Siempre que los árboles se mantengan saludables, las raíces crecen y se robustecen de forma natural; las raíces nuevas reemplazan a las más antiguas. Si los mantenemos como es debido, pueden durar para siempre. La mayoría de los puentes de la región están ahí desde hace siglos”- Morningstar Khongthaw
Con las técnicas de construcción modernas que permiten construir carreteras y puentes de hormigón incluso en zonas remotas, la utilidad de los puentes de raíces vivas disminuye. “Si bien la modernización debe tener lugar, también es necesario conservar el arte de construir puentes de raíces vivas. Con ello, protegemos la diversidad biológica y los siglos de herencia cultural asociada a esta”, declara Morningstar.
Motivado por esta misión, en 2018 creó Living Bridge Foundation (fundación de los puentes de raíces vivas, LBF por sus siglas en inglés). Esta busca educar a la comunidad khasi en la importancia de reactivar el arte de los puentes de raíces vivas, sobre todo entre la gente joven, así como recomponer los puentes en mal estado.
Si bien la utilidad funcional de los puentes puede estar menguando, estos han creado otra vía de subsistencia gracias al turismo. Cada año, miles de personas de todo el mundo acuden a observar esta amalgama extraordinaria de ingenio humano y naturaleza. Como propietarios de casas particulares, guías de la naturaleza, artesanos y cocineros, se abre una diversidad de oportunidades de subsistencia para la comunidad local. Esto ha animado a los jóvenes a quedarse en su aldea en lugar de migrar a la ciudad para encontrar empleo.
“Por medio de la fundación, visito las aldeas para sensibilizar acerca del valor de los puentes de raíces vivas. Vamos a los bosques a restaurar los antiguos puentes; allí los ancianos de las aldeas enseñan a los jóvenes los detalles de este centenario conocimiento artesanal. Con el crecimiento del turismo, existe ahora gran interés entre mujeres y hombres, y todo ello me ayuda a animarlos a mantener vivo este patrimonio”, comenta Morningstar.
North East Biodiversity Initiative (iniciativa para la biodiversidad del noreste, NEBI por sus siglas en inglés), que recibe apoyo del Gobierno de Alemania y del PNUD, colabora con la fundación en este cometido. La alianza ha desarrollado modelos de turismo comunitario en más de 400 hogares de tres aldeas. Los miembros de la comunidad reciben capacitación para crear hospedajes familiares y convertirse en guías de la naturaleza, los artesanos obtienen apoyo para crear productos listos para el mercado y, de esta forma, se crean oportunidades de subsistencia. A medida que los turistas impulsan la demanda de productos alimentarios de cultivo natural, se han creado instalaciones para procesar diferentes variedades de frutos después de su cosecha.
Además, se establecerá un centro de conocimientos para las arquitecturas de raíces vivas, con el objeto de educar a las generaciones más jóvenes en los conocimientos tradicionales de entrelazar y orientar las raíces para así garantizar la continuidad de esta tradición. Actualmente se están organizando consultas periódicas con las comunidades para debatir la importancia de los servicios que brindan los puentes de raíces vivas, como la prevención de la erosión del suelo y la conservación del agua.
Mientras camina hacia el bosque con sus compañeros de las aldeas para reparar un puente de raíces vivas, Morningstar habla acerca del fuerte interés en garantizar una actividad turística sostenible. “En torno a uno de los puentes de raíces vivas se erigieron algunas construcciones de hormigón para reforzar la estructura, debido a que hubo una gran afluencia turística y a que el puente original no soportaría esa carga. Esto fue una llamada de atención para que analizáramos si aumentar el número de turistas era el enfoque correcto, ya que comprometía el propio legado natural que deseamos preservar. Ahora trabajamos con la comunidad para verificar la capacidad de carga de cada aldea y ceñirnos a esas cifras, y organizar nuevas experiencias para los turistas, como eventos culturales y observación de aves, de tal modo que los ingresos de la gente no se vean afectados”, enfatiza Morningstar.
Cuando un grupo de pobladores cruzan un puente de raíces vivas, bañados por la luz del sol que se cuela por las copas de los árboles, se despierta un sentimiento de esperanza que echa raíces. Aquí, la tradición y la conservación se entrelazan y preparan el camino hacia un futuro floreciente.