Las pequeñas donaciones reviven la vida social y cultural del café iraquí
“Las deudas no hacían más que acumularse”
17 de Septiembre de 2024
En el corazón del antiguo mercado de Baqubha en Diyala (Iraq), el Café de Mohammad se erige como una reliquia del pasado. Sus muros agrietados, el mobiliario desgastado y la luz tenue cuentan una historia de dificultades y resiliencia. Mohammad Jalil, quien tiene 27 años y ha luchado con la pérdida de audición y dificultades para hablar desde que nació, heredó el Café de su padre, un veterano de guerra con una discapacidad. Ahora, sobre los hombros de Mohammad recae la responsabilidad de sostener a toda su familia, incluida su madre, hermanos, esposa e hijos, con los modestos ingresos que genera el negocio.
Antiguamente, el Café de Mohammad servía solo tragos y apenas le alcanzaba para cubrir las necesidades básicas de la familia. Luego de la muerte de su padre, la situación empeoró aún más. Mohammad se vio forzado a tomar varios trabajos de salario diario para llegar a fin de mes, ya que los ingresos no alcanzaban.
“Eran tiempos muy difíciles. No sabía qué hacer. No podía cubrir las necesidades básicas de mi familia, y las deudas no hacían más que acumularse. Sentía que estaba viviendo una pesadilla de la que no podía despertarme”- Mohammad Jalil
En medio de esa oscuridad abrumadora, surgió un atisbo de esperanza. El Café de Mohammad se convirtió en parte de nuestro Programa de Donaciones para Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), lo que le permitió renovar por completo el establecimiento y dotarlo de equipamiento moderno para preparar jugos y comidas sencillas. La finalidad de las donaciones es ayudar a jóvenes iraquíes como Mohammad a establecer y sostener sus negocios, darles la oportunidad de reconstruir su vida y su comunidad.
La transformación fue más allá de la apariencia del Café. También se agregó un menú fresco y variado. Ahora, ofrece una amplia variedad de deliciosos desayunos iraquíes, bebidas refrescantes y platos tradicionales como kepi especiado de carne picada, makhlama con huevos y apetitosas sopas. El menú renovado ha atraído a nuevos clientes y convertido el negocio en un centro animado de sabores locales y comunidad.
El Café de Mohammad se transformó rápidamente en un oasis en el corazón del mercado, que atrae a intelectuales de todo Diyala. Se ha convertido en un lugar de reunión para seminarios y debates culturales, en el que las mentes se encuentran y florecen las ideas. Es ahora un destino predilecto de la comunidad intelectual y la juventud de Diyala, en el que se ofrece un espacio único para entablar contacto, estrechar lazos y disfrutar de conversaciones sustanciosas.
Los ingresos de Mohammad aumentaron considerablemente, lo que le ha permitido sostener a la familia y darle una vida decente, con un ingreso diario en torno a los 30.000 dinares iraquíes, unos 23 dólares de los Estados Unidos. Su ambición no se detuvo ahí: contrató a un trabajador y creó una oportunidad laboral para alguien más que pasaba dificultades.
La historia de Mohammad es un ejemplo destacable de la habilidad del espíritu humano para sobreponerse a las adversidades y alcanzar el éxito. Gracias a su determinación y con el apoyo del nuestro programa de Construcción de Resiliencia a través de la Promoción del Empleo, en alianza con la Fundación para el Socorro Humanitario y con el generoso respaldo del Ministerio Federal para la Cooperación de Alemania y el Desarrollo Económicos a través del Banco de Desarrollo KfW, Mohammed convirtió su sueño en realidad.
La iniciativa no solo ayudó a Mohammad a reconstruir su vida, sino que también dio dinamismo a su comunidad. El café, otrora un establecimiento humilde, se ha convertido en un centro cultural y un lugar de encuentro predilecto, que insufló nueva vida al mercado y le dio más energía que nunca.
Más de 1.181 pequeñas y medianas empresas han recibido apoyo en forma de capacitación, asesoramiento, asistencia en especie o donaciones, lo que ha inspirado a muchas otras personas a perseguir sus sueños, sin importar los obstáculos.