Al igual que el resto del mundo, Jamaica afronta los problemas derivados de la pandemia de COVID-19. Jamaica deberá enfrentar un año muy difícil en lo económico y lo social. El alto abrupto del turismo y la caída de los precios de la alúmina, las dos principales exportaciones, están provocando el alza del desempleo y la caída del PIB estimado.

A diferencia de crisis anteriores, en lo fiscal y lo macroeconómico, Jamaica se encuentra en posición robusta para desarrollar una fuerte respuesta ante la emergencia. El Gobierno ha establecido dos conjuntos de políticas de estímulo, pero tales medidas presentan limitaciones que deberán ser resueltas a la brevedad.

Por un lado, el estímulo fiscal se basa principalmente en una reducción de 1,5 % al impuesto al consumo y no se dirige a los más afectados.

Por otro lado, las subvenciones en efectivo ya agotaron el presupuesto asignado, y el gran número de nuevos programas de emergencia generarán ineficiencias administrativas.

El Gobierno debe redirigir el esfuerzo fiscal para apoyar a los negocios y el empleo e incrementar las transferencias de efectivo por medio de programas sociales para trabajadores desempleados formales e informales.