Pese a los beneficios extraordinarios en materia de términos de intercambio para los exportadores de productos básicos, los países de América Latina y el Caribe probablemente se verán perjudicados por la invasión rusa a Ucrania. Ante la mayor incertidumbre económica mundial, se está produciendo una huida hacia activos más seguros, lo que ha cambiado la dirección de los flujos de capital y aumentado la presión sobre las tasas de cambio.

El aumento de la inflación está obligando a los bancos centrales a subir las tasas de política monetaria, en tanto que los gobiernos están concediendo subvenciones para contrarrestar los efectos del aumento de los precios de los alimentos y la energía. Una consolidación fiscal en la pospandemia debe ser inteligente.

Los gobiernos deben levantar gradualmente las medidas que se adoptaron durante la pandemia para apoyar el consumo.

También es aconsejable moderar el uso de los subsidios energéticos de carácter regresivo, que han aumentado considerablemente en respuesta a los mayores precios del petróleo. Mejorar los niveles de productividad y aprovechar la oportunidad comercial de “friendshoring” (comercio con los países afines) deben ser puntos focales para los responsables de la formulación de políticas públicas en la región.