Hoy celebramos el Dia Mundial del Ambiente enfrentando la mayor crisis global de los últimos tiempos. El virus Sars-COV-2, comúnmente llamado COVID-19, ha provocado un pandemia mundial que está impactado significativamente a toda la humanidad, y nos obliga a reevaluar nuestro comportamiento frente al ambiente y escuchar el llamado de la naturaleza.
Los desequilibrios en nuestra casa común se originan por la acción humana, a través de la contaminación, la pérdida de biodiversidad, el daño a ecosistemas, y el consumo desproporcionado. Esto trae fenómenos como el cambio climático, la degradación de suelos, la extinción de especies, y las pérdidas humanas y económicas.
En los últimos 50 años, nuestra población se ha duplicado mientras el tamaño de poblaciones de especies ha disminuido en un 60%, pudiéndose perder un millón más en los próximos 30 años. El consumo mundial anual de recursos naturales supera en un 30% la capacidad del planeta. Cada año consumimos parte de los recursos del próximo año. Si seguimos así necesitaremos varios planetas para satisfacer nuestra demanda futura.
La crisis sanitaria por el Covid-19 demuestra que al alterarse un ecosistema se origina la expansión de patógenos que dan paso a la zoonosis, conocida también como la transmisión de enfermedades desde los animales a los humanos. La invasión de hábitats, la deforestación y el derretimiento de los glaciales, originan esto. Aproximadamente el 75% de enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas. En la coexistencia equilibrada entre flora y fauna de un ecosistema, los patógenos están diluidos y no generaran enfermedades. Esto se llama “efecto de dilución[1]”.
La pandemia también ha hecho tambalear los sistemas sanitarios, productivos y socioeconómicos, sin importar el tamaño de las economías, la fortaleza monetaria o el nivel de desarrollo. Para Latinoamérica, región que posee el 60% de biodiversidad mundial, representa importantes desafíos por sus índices de desarrollo y vulnerabilidades frente al cambio climático.
República Dominicana es un país muy vulnerable al cambio climático, con niveles de pobreza considerables y economía sustentada en el turismo, remesas y exportaciones. La crisis actual genera impactos en los índices de desarrollo a mediano y largo plazo, convirtiendo en un desafío la respuesta y recuperación socioeconómicas. En consecuencia, es importante apostar a políticas e inversión públicas eficientes que protejan nuestros activos naturales.
Como resultado del confinamiento y distanciamiento social de los últimos meses, han reaparecido especies animales en hábitats invadidos por humanos y se ha reducido significativamente la contaminación del aire. Frente a esta situación, la pregunta que nos hacemos es ¿cómo queremos que sea el mundo post-COVID19? Tal y como manifestó recientemente el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres “Finalmente, cuando superemos esta crisis, porque la habremos de superar, nos enfrentaremos a una disyuntiva. Podemos volver al mundo como era antes o abordar resueltamente los temas que nos hacen a todos innecesariamente vulnerables a las crisis”.
Ahora más que nunca la Agenda 2030 es una prioridad, como marco para orientar las políticas e inversiones públicas y la toma de decisiones para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cuando volvamos a la nueva normalidad, el sistema de desarrollo debe enfocarse en implementar economías verdes, energías limpias, más equidad y justicia social, consumo responsable, y un cambio de estilo de vida. Evitemos que las soluciones para superar la crisis económica resultado de la crisis sanitaria acaben impactando igual o más nuestro medio ambiente. Alternativas como bajar estándares ambientales o el uso de combustibles fósiles para fomentar la producción no son viables.
Sabemos que el bienestar de las personas está estrechamente vinculado al bienestar del planeta. El COVID19 es una muestra de qué puede pasar cuando falta de conexión entre el accionar de la humanidad y la naturaleza. Por ello, en el día mundial del ambiente, queremos apostar decididamente por el bienestar de nuestro planeta, promover un desarrollo más sostenible y ¡escuchar el llamado de la naturaleza!
[1] Guzmán Durán, Thelma, ¿Por qué la deforestación y la pérdida de especies abren la puerta a nuevas enfermedades?, Series de Mongabay, abril 2020 https://es.mongabay.com/2020/04/covid-19-deforestacion-y-la-perdida-de-especies/