Más valen las alertas tempranas: Por una mayor resiliencia ante sequías e inundaciones en el centro-norte de Cuba
12 de Octubre de 2023
Las inundaciones y las sequías son los eventos hidrometeorológicos extremos más recurrentes y con mayor número de personas afectadas en el mundo, de acuerdo al informe de Naciones Unidas Sequía en números 2022, restauración para la preparación y la resiliencia.
Durante los últimos 20 años, más de la mitad de la población mundial ha sido testigo de alguna catástrofe meteorológica. Hay evidencias de las repercusiones del cambio climático en el aumento de la severidad con que se manifiestan esos eventos extremos, incluyendo olas de calor, fuertes precipitaciones, sequías y ciclones tropicales.
Desde un enfoque que integra la reducción de riesgos de desastres (RRD) y la adaptación al cambio climático (ACC), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cuba, en alianza con institucionales nacionales y con el apoyo de socios de la cooperación como la Unión Europea, ha desarrollado una labor sostenida por más de dos décadas en la gestión integral del agua, como contribución a su conservación, disponibilidad y uso eficiente.
Esto ha sido prioritario en un contexto en el que la recurrencia y severidad de las sequías en el país ha ido en aumento. Para gestionar los riesgos e impactos del cambio climático, el PNUD también ha impulsado iniciativas de mitigación de los efectos de las inundaciones.
El 2022 fue un año muy caluroso para Cuba. El comportamiento de las temperaturas en ese período marcó un incremento de la media para el territorio nacional, con nueve récords de temperatura máxima reportados.
Entre octubre y diciembre del 2022, la sequía meteorológica, ocasionada por la escasez de precipitaciones, llegó a afectar al 84% del país. Eventos extremos por calor o frío, ciclones tropicales e inundaciones costeras también tuvieron lugar a lo largo de ese año.
Comunidades más preparadas ante sequías e inundaciones
La adaptación implica transformaciones en los ecosistemas , sociales o ambientales como respuesta al cambio climático y sus efectos, según la Convención Marco de Las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés).
La UNFCCC, a su vez, enfatiza en la importancia de implementarla desde enfoques participativos y transparentes, que tomen en cuenta las cuestiones de género y a los grupos, comunidades y ecosistemas vulnerables.
Para lograrla, existen múltiples alternativas, entre las que se incluyen la implementación de sistemas de alerta temprana. Con la mejoría de las previsiones meteorológicas, estos sistemas de alerta podrían proteger 23 000 vidas humanas cada año.
Las iniciativas impulsadas por el PNUD en Cuba para incrementar la resiliencia de comunidades e instituciones ante eventos de sequías e inundaciones incluyen el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana hidrometeorológicos, con énfasis en la vigilancia meteorológica e hidrológica.
Además, han apoyado el diseño e implementación de instrumentos que facilitan el análisis de riesgos necesario para la toma de decisiones oportunas y pertinentes, como parte del fortalecimiento de las capacidades del gobierno y sectores clave para una mejor gestión de riesgos.
Con el fin de fortalecer la gestión integral de riesgos ante sequías e inundaciones a nivel local, en función de la prevención, adaptación , preparación y respuesta, de las personas y las comunidades, desde el 2021 se desarrolla, en las provincias Ciego de Ávila y Camagüey, la iniciativa Reducción de riesgos de desastres y adaptación a los efectos del cambio climático ante el impacto de sequías e inundaciones en el centro-norte de Cuba.
Esta experiencia, implementada por el PNUD, con apoyo del programa Euroclima+ de la Unión Europea y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), integra la perspectiva de género teniendo en cuenta las necesidades diferenciadas de las mujeres, las personas con capacidades especiales y los distintos grupos etarios.
Ha permitido fortalecer los sistemas de vigilancia hidrometeorológica en los territorios donde incide, facilitando la automatización de la red de monitoreo y la creación de salas situacionales, que permiten mejorar los pronósticos y avisos.
Estos esfuerzos han posibilitado una cobertura más amplia de la vigilancia en las fuentes de abasto de aguas superficiales y subterráneas en ambas provincias en beneficio de la población y sectores productivos clave, como la agricultura.
En Camagüey, por ejemplo, ha mejorado en un 26 % la cobertura del monitoreo hidrológico en tiempo real de los niveles y volúmenes de agua, con el control de nueve de los principales embalses de la provincia. Cinco de ellos abastecen a la población y cuatro, tributan a actividades productivas como la agricultura y la pesca.
En Ciego de Ávila, se ha conseguido fortalecer el monitoreo hidrológico de más de 500 millones de metros cúbicos de agua en las principales cuencas subterráneas de abasto, lo que representa el 90% del monitoreo en el centro norte de ese territorio.
Esto ha sido posible, con la instalación de 17 estaciones hidrológicas automáticas en la provincia avileña y 3, en territorio camagüeyano.
A esto se añade el reforzamiento de la vigilancia meteorológica en aras de facilitar el monitoreo de las primeras manifestaciones de la sequía, mediante la medición de variables como la temperatura, el viento, las precipitaciones y la humedad. Hoy, 4 nuevas estaciones meteorológicas cubren el 30 % de la vigilancia en Ciego de Ávila y otras 3 garantizan el 40 % del monitoreo meteorológico en Camagüey.
También se ha promovido el análisis integrado de la información proveniente del Centro Nacional del de Radares y la Red Pluviométrica del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), relativa al comportamiento de los indicadores hidrometeorológicos en ambos territorios.
Con relación a la observación de la lluvia a través de la red pluviométrica y la creación de salas situacionales a nivel provincial, se ha consolidado el análisis y procesamiento de los datos obtenidos. Esto incide en la mejora de los pronósticos y avisos para una óptima gestión y la toma de decisiones oportunas y efectivas ante riesgos hidrometeorológicos.
Ciego de Ávila y Camagüey están en mejores condiciones de pronosticar eventos de sequías e inundaciones y gestionar los riesgos asociados, gracias a la disponibilidad y fortalecimiento del análisis de datos derivados de la vigilancia, monitoreo y pronóstico realizado mediante el Sistema de Alerta Temprana Hidrometeorológico.
La actualización de instrumentos de gestión de riesgos y el apoyo a instituciones implicadas en el proceso incide en el robustecimiento de las capacidades de gestión del gobierno y sectores estratégicos ante sequías e inundaciones, así como en la resiliencia de los territorios, de forma inclusiva y sensible a género.
Por eso el PNUD ha contribuido en ambas provincias con la actualización y mejoramiento de los procedimientos operacionales integrales y metodologías para la gestión de diferentes riesgos; los planes de reducción de riesgos de desastres y los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos. En este último caso, se han incluido dimensiones fundamentales como el género, la edad y las condiciones de capacidades especiales, para el análisis de percepción social.
Asimismo, ha facilitado la creación de capacidades que apoyan la gestión de riesgos, como Puntos de Alerta Temprana y Centros de Gestión para la Reducción de Riesgos de Desastres; o el fortalecimiento de otras, como las Unidades de Medio Ambiente y los Centros de Creación de Capacidades del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Mirar al mar para reducir los riesgos
Reportar la ocurrencia de cambios extremos del nivel medio del mar, mediante la vigilancia y monitoreo sistemáticos, contribuye a reducir las vulnerabilidades de quienes habitan en esos asentamientos.
En Cuba, la frecuencia de las inundaciones costeras se ha incrementado en un 30 % desde los años 80, según un estudio del comportamiento de las variaciones y tendencias de este fenómeno en el país para el periodo 1901-2020.
Los cambios en el comportamiento de las inundaciones no son privativos de Cuba. Entre 1985 y 2015, su frecuencia aumentó a escala global. Particularmente, en los trópicos, se ha incrementado cuatro veces desde el 2000.
Además, el país registró el mayor aumento del nivel medio anual del mar durante el 2022: 16 cm más que en registros al cierre del siglo XX. Este escenario y la sobreelevación del nivel del mar por la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos constituyen una amenaza para las comunidades costeras cubanas.
En Ciego de Ávila, Villa Clara, y Sancti Spíritus, 5 estaciones mareográficas permiten reportar los cambios mensuales del nivel medio del mar de toda la zona costera del centro norte del país. Los datos levantados facilitan la gestión de riesgos y toma de decisiones oportunas ante la ocurrencia de inundaciones que pueden afectar viviendas e infraestructuras próximas a la línea de mar.
Esas estaciones han sido instaladas y renovadas con el apoyo de la iniciativa Resiliencia Costera, implementada por el PNUD con la contribución financiera de la Unión Europea y en alianza con el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Los datos que levantan se complementan con los de otras 2 estaciones automáticas, instaladas en los municipios Yaguajay (Sancti Spíritus) y Chambas (Ciego de Ávila), para la vigilancia y el monitoreo de variables meteorológicas.
A esto se suman los datos levantados mediante 4 nuevos pluviómetros automatizados en municipios de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, que tributan a la red nacional de monitoreo hidrológico.
El fortalecimiento de los Sistemas de Alerta Temprana implica beneficios potenciales para sectores económicos, como la agricultura y la pesca. La información hidrometeorológica es útil para el ajuste de las fechas de siembra y cosecha. A su vez, la relativa a la elevación del nivel del mar permite planificar de manera certera las salidas de las embarcaciones.
Al mismo tiempo, la generación de alertas ante fenómenos hidrometeorológicos extremos contribuye a reducir los daños posibles, mediante medidas de protección de las personas en condiciones de mayor vulnerabilidad, los bienes y las infraestructuras. Consecuentemente, se potencia la inclusión social, el reconocimiento a la participación de las mujeres y la juventud, además del cierre de brechas de género.
En esa línea, el PNUD está apoyando el diseño del Sistema de Alerta Temprana de Cambios Extremos del Nivel Medio del Mar, con el liderazgo del Estado Mayor de la Defensa Civil (EMNDC) y la asesoría técnica de la Agencia de Medio Ambiente del CITMA.
Desde Resiliencia Costera se han incentivado soluciones de adaptación al cambio climático basada en ecosistemas, que incluyen la rehabilitación de más de 300 hectáreas de humedales costeros, fundamentales para la reducción del impacto de inundaciones en las comunidades asentadas en las cercanías del mar.
En la última década, el PNUD ha impulsado en Cuba soluciones basadas en la naturaleza o adaptación basada en ecosistemas; como medida de adaptación al cambio climático para reducir las vulnerabilidades de las poblaciones e infraestructuras de zonas costeras en lo fundamental, en consonancia con prioridades estratégicas establecidas en el Plan estatal para el enfrentamiento del cambio climático (Tarea Vida), aprobado por el gobierno cubano en 2017.
Reducción de Riesgos de Desastres y Adaptación al Cambio Climático: una integración necesaria
En junio de 2023, intensas lluvias en el centro-oriente del país, provocaron fuertes inundaciones en las provincias Camagüey, Granma, Santiago y Holguín. Meses antes, en febrero, se reportaba un déficit de lluvias que afectaba al 94 % del territorio nacional, con impacto en el servicio de agua a la población por la baja disponibilidad en las fuentes de abasto: 400 000 personas fueron afectadas por la sequía en ese momento.
La recurrencia e intensidad de estos fenómenos hidrometeorológicos extremos y de otros, como los huracanes tropicales, se ha acentuado con el cambio climático. Suelen ocasionar pérdidas y daños significativos en la economía, las personas y el medio ambiente. A su vez, pueden impactar en el incremento de desigualdades sociales si no se realiza una gestión que tenga en cuenta las dimensiones de género, desde enfoques responsivos y transformadores.
Integrar la gestión para la Reducción de Riesgos de Desastres y la Adaptación al Cambio Climático en los planes de desarrollo es vital para reducir vulnerabilidades y propiciar que las personas y los ecosistemas naturales sean más resilientes ante los efectos del cambio climático.
Con esa intención, el PNUD en Cuba está apoyando la adaptación de una herramienta estratégica para incorporar la RRD y la ACC en las iniciativas de desarrollo. Creada en 2020 por el equipo del PNUD a nivel global, la herramienta ha transitado por varias etapas para su adaptación al contexto cubano, como país piloto del Caribe, con el acompañamiento de la oficina regional.
Luego de un análisis realizado por un grupo de especialistas en RRD y ACC, se impulsó un proceso de validación en los municipios Nuevitas (provincia Camagüey) y Caibarién (provincia Villa Clara). En estos momentos, se está desarrollando su pilotaje en el sector de los recursos hidráulicos.
Como una herramienta orientativa metodológica, puede contribuir con la transversalización de la RRD y la ACC en las estrategias de desarrollo local, diagnosticar y monitorear la integración de ambos procesos, además de identificar oportunidades e implementar dicha integración de manera transversal en la planificación del desarrollo.
Esta iniciativa está siendo promovida en sinergia con el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil y la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), instituciones que rigen la gestión de riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático en el país, respectivamente.
Con enfoque en la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático, el PNUD apoya a Cuba ante los múltiples desafíos que implican los desastres causados por eventos naturales, tecnológicos y sanitarios; desde la prevención, la preparación, la respuesta y la recuperación.
Por comunidades e instituciones más preparadas, inclusivas y resilientes, continúa acompañando el desarrollo de Sistemas de Alerta Temprana y la integración de la gestión de riesgos y la adaptación al cambio climático en la gobernanza y planificación del desarrollo.