Los trabajadores humanitarios se comprometen a apoyar a las comunidades afectadas por crisis a pesar de los riesgos a los que se enfrentan
Es “nuestra responsabilidad colectiva”
15 de Agosto de 2024
Cuando surge una crisis, los trabajadores humanitarios intervienen y redoblan sus esfuerzos.
Desde el día uno, están presentes en el terreno llevando alimentos, agua y cobijo a las comunidades afectadas. Más importante aún, trabajan arduamente para sentar las bases de la recuperación ayudando a las comunidades a empezar de nuevo sus vidas, ya sea reconstruyendo viviendas, carreteras, hospitales y otras infraestructuras esenciales o proporcionando oportunidades de empleo, formación para la subsistencia y garantizando que las personas tengan acceso a los servicios que necesitan.
Sin embargo, las dificultades a las que se enfrentan en el transcurso de su trabajo son inmensas. El año pasado fue el año más mortífero que se haya documentado (disponible en inglés) para los trabajadores humanitarios con 595 víctimas de ataques entre los cuales 280 fallecieron trágicamente. Lamentablemente el 2024 amenaza con ser incluso peor.
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria fue establecido en honor a los trabajadores que ponen sus vidas en peligro para asistir a las comunidades en tiempos de crisis, pero también presenta un momento importante para reflexionar y denunciar los peligros a los que se enfrentan, haciendo un llamamiento a una mayor protección.
Su trabajo es esencial, pero sus vidas no deben correr peligro en su afán por apoyar a las comunidades que viven en crisis.
La ayuda humanitaria contribuye a salvar vidas, mientras que el apoyo al desarrollo fortalece los medios de subsistencia de las personas. Cuando la labor humanitaria y la de desarrollo van de la mano, el camino hacia la recuperación puede empezar desde el primer día.
Desde el Afganistán hasta Ucrania, pasando por Libia, Haití y el resto del mundo, nuestro personal trabaja sobre el terreno conjuntamente con nuestros socios humanitarios para que las personas puedan responder a las crisis y recuperarse de ellas.
Te invitamos a conocer a algunos miembros de nuestros equipos, quienes continúan sirviendo en primera línea, sobreponiéndose a los desafíos, adaptándose e innovando con el fin de que su trabajo se cristalice en una contribución positiva para las comunidades.
Pavlo Artоmov, Oficial de movilización comunitaria en Kharkiv (Ucrania)
A pesar de las condiciones angustiosas y de la amenaza de la guerra, Pavlo Artomov, Oficial de movilización comunitaria basado en Kharkiv, que es uno de los 430 funcionarios del PNUD en Ucrania, mantiene su motivación.
“Veo el resultado de nuestro trabajo y siento el apoyo de los colegas y el orgullo de mi familia. Las comunidades adquieren mucha confianza y crecimiento con nuestros proyectos”, explica Pavlo.
La proximidad de Kharkiv a la línea de combate complica el trabajo aún más, ya que los frecuentes bombardeos afectan a los residentes y las infraestructuras. “A veces se sienten las explosiones y suenan las alarmas. Una alarma reciente duró 51 horas. Ese tipo de cosas tiene un gran impacto sobre nuestro trabajo”, declara.
A pesar de ello, dice que es importante estar presente sobre el terreno.
“Es crucial que trabajemos localmente y no desde oficinas lejanas. El impacto emocional y psicológico de tener un especialista del PNUD cerca es importante, especialmente para los servicios de policía o el personal de emergencia locales", señala.
Artomov y su equipo se esfuerzan por fortalecer la seguridad de la comunidad y la cohesión social, especialmente en momentos en que las comunidades se enfrentan a presupuestos reducidos y que sus campos están contaminados con minas y municiones sin estallar. La situación no solo ha debilitado las economías locales sino que también ha hecho que las personas se sientan menos seguras.
Conjuntamente con la policía local y la comunidad, Artomov y su equipo han ayudado a restablecer los sistemas e instalaciones para luchar contra los incendios, han creado centros de recreación y deportivos, han instalado un sistema de vigilancia por video y han hecho cursos de formación de seguridad vial.
“Las comunidades están determinadas a reconstruir incluso mientras luchan por su propia existencia. ¡Es realmente una inspiración!”.
Ruvens Ely Boyer, Oficial de comunicaciones en Puerto Príncipe (Haití)
“Algunos de nosotros a veces nos vemos forzados a abandonar nuestros hogares o barrios con nuestras familias para resguardarnos de los peligros, mientras seguimos respaldando a las personas más vulnerables", asienta Ruvens.
Él es el Oficial de comunicaciones del PNUD en Haití. Tiene un papel importante creando conciencia acerca de la realidad sobre el terreno para los haitianos y documenta el importante trabajo de sus colegas que apoyan a las comunidades afectadas por la crisis.
“Las visitas sobre el terreno me permiten apreciar de cerca el trabajo extraordinario que mis colegas del PNUD hacen en Haití, a pesar de las condiciones difíciles y complejas del país y en especial de Puerto Príncipe, donde más del 80 % del territorio está fuera del control de las fuerzas públicas”, dice.
La prioridad del PNUD en Haití es asegurarse de que las comunidades sean más resilientes a crisis futuras, ya sea por fenómenos meteorológicos extremos o por conflictos. Eso incluye el apoyo a las comunidades rurales para tener acceso a una energía limpia y el apoyo a las autoridades locales para prepararse mejor para responder a las catástrofes futuras. Con el fin de que las comunidades estén más seguras, en el PNUD nos hemos comprometido a respaldar el establecimiento de la autoridad del Estado y a fortalecer el estado de derecho, a revitalizar las economías locales y a crear un entorno más estable para el desarrollo a largo plazo del país.
A pesar de los importantes obstáculos, Ruvens dice que mantiene el optimismo en su trabajo, sabiendo que tanto él como su equipo trabajan para mejorar la vida de los haitianos.
“No hay nada que me dé más placer que fotografiar a las personas dando su testimonio, descubriendo su resiliencia y manteniendo la esperanza en un Haití que pronto se recuperará”, afirma.
“Me permite escaparme momentáneamente de la rutina de las tareas diarias. El ser testigo de logros concretos, de los que me siento orgulloso, hace aún más evidente el compromiso inquebrantable del PNUD de trabajar incluso en condiciones difíciles. Estos logros reafirman mi creencia de que el desarrollo del país es posible y destacan la importancia de nuestra responsabilidad colectiva".
Freshta, ingeniera civil y trabajadora humanitaria en Herat (Afganistán)
“Ver a las personas que viven en carpas y hablar con las mujeres que están pasando tantas dificultades, me llena de emoción y me impulsa a trabajar todavía con más energía", explica Freshta.
Ella es una ingeniera civil afgana que trabaja con el PNUD en Herat, en el oeste del país, reconstruyendo casas en comunidades víctimas de un seísmo devastador en octubre de 2023. Monitorea la construcción y es un contacto de confianza para las mujeres en los pueblos afectados por el seísmo, ya que se sienten cómodas discutiendo sus necesidades y preocupaciones con ella.
Es a causa de esa confianza que ha forjado en la comunidad que Freshta sigue comprometida con su trabajo a pesar de las dificultades.
“Para una mujer que trabaja en las áreas remotas de Afganistán, el desplazarse libremente y el interactuar con los miembros de la comunidad puede ser un desafío”, dice. “Debo adaptarme e innovar.”
Son los resultados concretos los que la alientan.
Y afirma: "La importancia de nuestro trabajo es intensa ya que ofrece a las comunidades vulnerables espacios seguros para vivir, asegurándose de que puedan reconstruir sus vidas con dignidad”.
La iniciativa en la que Freshta está trabajando es una colaboración con la Asistencia entre Iglesias de Noruega para construir refugios permanentes para las familias afectadas por el terremoto. Por ejemplo, en el pueblo de Chahak, donde el seísmo destruyó todas las casas, el PNUD construyó refugios transitorios donde las familias vulnerables se mudaron para pasar el duro y frío invierno en seguridad.
Ahora Freshta y su equipo están construyendo 169 refugios permanentes para que las personas los puedan llamar su hogar.
Mohamed Shembesh, Coordinador regional de proyecto para el este de Libia
Cuando la tormenta Daniel azotó el noreste de Libia en septiembre de 2023, el impacto fue catastrófico. Dos diques no soportaron el diluvio causando inundaciones devastadoras en el puerto de Derna y la zona circundante, matando y desplazando a miles de personas.
En tanto que Coordinador regional del PNUD para el este de Libia, Mohamed Shembesh y su equipo se pusieron a trabajar inmediatamente después de que pasara la tormenta para garantizar que los trabajadores humanitarios pudieran tener acceso a las comunidades afectadas y suministrar la ayuda esencial.
Mohamed y su equipo trabajaron conjuntamente con las autoridades locales para resolver el problema urgente de la limpieza de escombros de los edificios que sufrieron daños, mejorando el acceso al agua para las áreas afectadas por la inundación.
A pesar de la considerable preocupación por su propia seguridad, Mohamed se sintió inspirado por el compromiso de sus colegas.
“Sobrellevaron los problemas como la inseguridad, los daños a las infraestructuras y la escasez de recursos con una firme dedicación, inspirando a todos con su compromiso de asistir a los libios para reconstruir sus vidas y crear un futuro más estable”, atestigua.
Y concluye: “Nuestro personal, que tuvo que trabajar en entornos de alto riesgo, demostró un valor y una resiliencia excepcionales".
Mohamed y su equipo trabajaron con los socios humanitarios sobre el terreno, formando una sólida alianza para respaldar los esfuerzos de recuperación en las comunidades afectadas. Este esfuerzo conjunto, particularmente crucial dado el contexto complejo y volátil de Libia, es un testamento a la fuerza de la colaboración y la unidad.