Un sello al trabajo por la igualdad de género ¿Qué hemos ganado tras diez años de la certificación de oro en el PNUD Cuba?
9 de Octubre de 2024
A mi llegada a la oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cuba, en 2022, entre los primeros intercambios agendados estaba el encuentro con la oficial de género y colegas de la gerencia, de programa y operaciones, integrantes del grupo focal de género.
Ese día y en diálogos posteriores con el resto del equipo de la oficina, pude conocer más de cerca sobre cuánto se había hecho para mejorar la incorporación al empleo de las mujeres y aportar así a su empoderamiento económico, sobre cómo se trabajaba con las poblaciones más vulnerables al VIH para garantizar su acceso a la salud sin estigmas ni discriminación por razones de género, o sobre el impulso dado al liderazgo de mujeres productoras agropecuarias a lo largo del país.
También escuché de las experiencias vividas con relación a la certificación de oro del Sello de Igualdad de Género, otorgada a la oficina en 2014 y renovada en 2018, como fruto de ese trabajo a favor de la igualdad, llevado adelante por un colectivo muy implicado con esas transformaciones.
En septiembre de 2022 llegó la convocatoria para participar en un segundo proceso de renovación del Sello. Tras realizar una nueva evaluación, documentación de aprendizajes, resultados e impactos logrados, en 2023 recibimos con orgullo la noticia de que una vez más el PNUD en Cuba había obtenido la certificación de oro.
En 2024 estamos cumpliendo diez años desde que nuestra oficina recibiera la certificación dorada del Sello, como reconocimiento a la manera en que integramos la igualdad en nuestra labor para contribuir a mejorar la vida de las personas en toda su diversidad, sobre todo de quienes están en mayor desventaja.
Fuimos entonces una de las primeras oficinas del mundo en ser reconocida con esa certificación. El haberla mantenido hasta hoy habla de un quehacer sostenido y dedicado con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a lo largo de ese decenio.
Contribuir a eliminar las desigualdades de género es parte fundamental del trabajo que hacemos para el desarrollo sostenible. Esto implica centrarse en las personas que están en condiciones de mayor vulnerabilidad, sufren discriminación o no han sido privilegiadas en su desarrollo, valorarlas, respetarlas, reconocerlas y potenciar su empoderamiento.
Por otro lado, conlleva generar condiciones que faciliten y aseguren la inclusión y el acceso de esas personas al desarrollo, con equidad e igualdad. Asimismo, implica diseñar e implementar de manera sostenida cambios para eliminar obstáculos y barreras que reproducen, justifican y naturalizan las desigualdades.
Si los cambios empiezan por casa, más sólida resulta la implicación con la transformación de las inequidades y la discriminación por razones de género. Por eso, nos enfocamos en que nuestros programas, proyectos y el colectivo que los impulsa integren esa lógica en su concepción y/o hacer cotidianos.
Antes de llegar a tierras cubanas, acompañé otras experiencias de certificación del Sello de Igualdad de Género en las oficinas del PNUD en Panamá (2015-2016) y en Haití (2018-2020). Cada uno de estos procesos, ha marcado un carril de aprendizajes sobre la filosofía de mejora continua promovida con esta certificación.
La certificación del Sello de Género: un proceso que nos convida a mejorar
El Sello de Igualdad de Género, otorgado por el Equipo Global de Género del PNUD es una iniciativa que reconoce cuánto se hace por promover y mantener prácticas sistemáticas encaminadas a transformar los desequilibrios sexistas de poder y construir escenarios más igualitarios. Estimula a innovar y a imbricar la perspectiva de género en la oficina con resultados de desarrollo que impactan positivamente en la vida de las personas.
Algunas buenas prácticas que reconoce el sello incluyen la comunicación no sexista y transformadora de normas sociales discriminatorias; la planificación, impulso y rendición de cuentas de resultados de desarrollo concretos y de impacto en la igualdad; así como el trabajo con redes, mecanismos, movimientos de mujeres y con instituciones públicas y privadas para propiciar alianzas.
Obtener esa certificación significa que vamos por buen camino, pero también es un incentivo para continuar haciendo, documentando y dando seguimiento a nuestro quehacer por la igualdad de género. Además, nos convida a mirar hacia dónde están los nuevos desafíos que nos indican qué sendero seguir para hacerlo mejor.
Los procesos de renovación del Sello en nuestra oficina en Cuba nos han colocado la vara cada vez más alta. Nos han hecho mirarnos por dentro, documentar apuestas más innovadoras y revisar las prácticas que muestran la robustez de nuestro trabajo por la igualdad de género. Cada nueva certificación nos ha hecho sentirnos positivamente desafiados, porque cada proceso es diferente y trae nuevas oportunidades para mejorar.
¿Qué se gana con el Sello de Género?
El Sello de Género es un incentivo para seguir. Lo tenemos claro: no se trabaja por el Sello; el Sello reconoce y mejora nuestro trabajo.
Para quienes se animan a pasar la experiencia, compartimos tres de las ganancias que nos ha dejado este proceso de certificación de la labor por la igualdad:
1. Optimizar nuestro trabajo para transformar las desigualdades de género
La certificación del Sello nos ha impulsado a profundizar en los análisis que hacemos sobre las brechas de género existentes en el país y en la creación de planes de acción más potentes para dinamizar y acompañar la eliminación de desigualdades.
Nos ha alentado en función de que cada día y cada mejora en nuestro trabajo contribuyan, por ejemplo, a que se atiendan y disminuyan las desigualdades económicas entre hombres y mujeres, a que unas y otros tengan oportunidades equitativas en el acceso al trabajo, a que entre ellas y ellos no predominen relaciones de poder injustas que limiten sus posibilidades de desarrollo, a que todas las personas independientemente de su identidad de género reciban un tratamiento digno y accedan a las oportunidades a las que tienen derecho para vivir en bienestar.
2. Revisar lo que hacemos para mejorar cada día
El Sello de Género ha sido una potente oportunidad para marcar una diferencia en nuestro trabajo por el desarrollo sostenible a partir del análisis detallado de nuestras prácticas en temas de género y la documentación de los procesos de nuestra cotidianidad.
Ha sido un producto grupal y participativo, basado en un diálogo motivador entre quienes integran el equipo de la oficina. Nos ha permitido aprender de lo que hacemos y medirnos con las mismas fortalezas y desafíos que experimentamos como colectivo que implementa transformaciones en pro de la igualdad de género.
La iniciativa de la certificación nos ha permitido detenernos en el análisis del desempeño y gestión interna, así como en las áreas en las que nuestra oficina necesita profundizar la transversalización del trabajo en materia de igualdad. A su vez, esto ha dinamizado la puesta en práctica de mecanismos reforzadores de la perspectiva de género en proyectos y programas apoyados por el PNUD y a favor de la aceleración de transformaciones relacionadas con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
La apropiación de esta experiencia en Cuba se vio potenciada con la iniciativa interna El Sello de Oro en Mí, donde cada colega que documentó su apoyo y acción en el cumplimiento de diferentes dimensiones que evalúa el Sello de la Igualdad de Género, recibió un reconocimiento.
3. Conectar y aprender de otras experiencias
Por otro lado, ha sido un puente para conectar con otras oficinas del PNUD y aprender también de los saberes y experiencias que han compartido a partir de sus valiosas hojas de ruta relativas a género e igualdad.
Cada oficina participante en la certificación ha compartido sus retos y recibido respuestas inspiradoras para avanzar en sus resultados con relación a la financiación sustantiva y a nuevos arreglos institucionales para la gestión efectiva de la igualdad. Mediante este diálogo se han analizado los temas pendientes, con el propósito de dar respuesta a retrocesos en materia de igualdad y se han construido alternativas de solución.
Por otro lado, ha sido una oportunidad para identificar maneras innovadoras de entretejer y sostener alianzas con actores nacionales y locales con el fin de apoyar las políticas de género.
Diez años y más de resultados continuos por la igualdad de género
Desde la oficina del PNUD en Cuba solemos decir que el Sello llegó para quedarse, como expresión del deseo y el compromiso con una sociedad cada vez más justa e inclusiva.
Nuestra experiencia nos ha permitido constatar que una vez que te involucras en la certificación, el cambio es incuestionable y para bien. Siempre es una oportunidad para quienes participaron, no concluyeron el proceso y se apuntan para la próxima ronda; para quienes quieren cambiar de color el reconocimiento alcanzado; para quienes buscan por primera vez el Sello y quienes no quieren perderlo; o para quienes lo aprovechan innovando y mejorando.
Transcurridos diez años de recibida la certificación dorada del Sello de Igualdad de Género, queremos compartir a través de una campaña los resultados que nos han permitido llegar hasta aquí, cómo nuestro equipo ha trabajado para lograrlo, cuánto aporta la transversalización de género en las experiencias de desarrollo sostenible y las posibilidades que ofrece el Sello para promover la igualdad de género desde instituciones pública y empresariales.
Cada renovación del Sello de Igualdad de Género nos sigue movilizando para impulsar con energías renovadas y metas más altas el desarrollo de las personas vulnerables o en situación de discapacidad, bajo el convencimiento definitivo de que la igualdad de género es esencial para no dejar a nadie atrás.