Esperanza en flor: reconectar con la naturaleza para fomentar la resiliencia y la acción climática en Ucrania

21 de Octubre de 2024
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La guerra en Ucrania ha tenido un efecto devastador en la población y el medio ambiente. El proceso de recuperación y reconstrucción debe tener en cuenta el clima y la naturaleza.

Foto: Tetiana Dzhafarova

"Como sociedad, ya estábamos perdiendo nuestra conexión con la naturaleza y la guerra amenaza con ampliar aún más la brecha", afirma Diana Popfalushi, de 29 años natural de la ciudad de Lviv, en Ucrania. 

Y añade: “La acción climática empieza por restaurar ese vínculo primigenio a nivel individual y comunitario; solo así podremos tener políticas que tengan un impacto real". 

Han pasado dos años y medio desde la invasión rusa a gran escala de Ucrania; y no solo las personas han sufrido, sino también el medio ambiente. El aire, el suelo y el agua están contaminados por las actividades relacionadas con el conflicto. Los ataques contra instalaciones industriales e infraestructuras energéticas e hidráulicas han liberado sustancias tóxicas al medio ambiente y han provocado desastres, como inundaciones.  

Se han destruido ecosistemas esenciales, como los bosques y humedales, provocando una importante pérdida de biodiversidad. La alteración de las prácticas agrícolas ha agravado la degradación del suelo, mientras que las poblaciones desplazadas han aumentado la presión sobre los recursos naturales. Se calcula que el costo de estos daños asciende a 32.000 millones de dólares de los Estados Unidos (disponible en inglés) y sigue creciendo.  

Diana lo resume acertadamente: “el efecto de la guerra en el medio ambiente refleja las profundas cicatrices que ha dejado en la población humana. Al igual que nosotros, la naturaleza tardará años, incluso décadas, en recuperarse". 

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Diana Popfalushi forma parte de una iniciativa de huertos comunitarios que cultivan alimentos para restaurantes que ofrecen comidas gratuitas a personas necesitadas.

Fotos: Tetiana Dzhafarova

 

Sin embargo, la semilla de la recuperación brota de la propia naturaleza. Diana se dio cuenta de ello cuando participó en el Rozsadnyk, un proyecto de huerto comunitario (disponible en inglés), en Lviv. Se trata de una iniciativa única en la que la gente colabora para cultivar hortalizas en parcelas comunitarias. Estas, luego se entregan a restaurantes que ofrecen comidas gratuitas a las personas necesitadas, incluidas las desplazadas internamente. 

“Yo veía el huerto como algo más que un lugar donde cultivar alimentos: era un lugar donde se reunían personas de distintas generaciones para recuperar el sentido de comunidad a la vez que volvían a conectar con la naturaleza. Con el tiempo, se convirtió en un centro comunitario dinámico que congrega a la gente y fomenta un compromiso compartido con la sostenibilidad y la paz", recuerda.  

Inspirada por estos huertos, Diana comenzó a pensar en la complejidad de abordar simultáneamente la recuperación, la consolidación de la paz y el cambio climático. Se calcula que, por sí sola, la producción de cemento y acero para el proceso de reconstrucción será responsable de hasta 56 millones de toneladas de emisiones deCO2 (disponible en inglés).

“Debemos tener en cuenta el contexto de la adaptación al cambio climático y su mitigación en el proceso de desarrollo y reconstrucción de Ucrania", subraya.  

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El huerto comunitario de Rozsadnyk, en Lviv, se ha convertido en un vibrante centro donde la gente se reúne para estrechar lazos de vecindad y reconectar con la naturaleza.

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Fotos: Tetiana Dzhafarova

 

Diana trabaja de dos maneras en la búsqueda de soluciones para abordar el nexo entre clima y paz: a través del compromiso comunitario y del mapeo de la política climática. El huerto comunitario en Lviv, creado en el marco de su trabajo con la ONG Plato (disponible en ucraniano), además de garantizar la seguridad alimentaria, se convirtió en un espacio para la educación medioambiental y las actividades para construir la paz.  

“La concienciación pública sobre la relación entre el cambio climático y los conflictos es escasa, por lo que utilizamos la técnica de narración para simplificar cuestiones complejas y mostrar cómo las personas pueden impulsar un cambio positivo, fomentando la participación entre varios grupos etarios. En Lviv, vimos cómo los miembros de más edad compartían conocimientos tradicionales de jardinería al tiempo que los jóvenes aportaban ideas nuevas y entusiasmo. Juntos exploraban prácticas sostenibles, como el compostaje, la conservación del agua y el uso de especies autóctonas de plantas, que pueden aumentar la resiliencia climática y al mismo tiempo que reducen la huella de carbono asociada al transporte de alimentos", explica.  

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A través de la participación comunitaria y el mapeo de políticas climáticas, Diana aspira a concienciar sobre los vínculos entre el cambio climático y los conflictos.

Foto: PNUD

 

En el ámbito político, Diana está creando una matriz para el mapeo de la política climática a nivel local. El objetivo es desarrollar una herramienta, llamada Índice Climático, que ayude a las ONG y a las comunidades a evaluar fácilmente sus avances en la aplicación de políticas climáticas. Su plan incluye localizar y entrevistar a las partes interesadas, evaluar las políticas actuales de los gobiernos locales y diseñar la matriz. A través de este proceso, Diana espera crear una herramienta integral que se ajuste a las prioridades de la comunidad, fomente la colaboración y sirva de guía para una actuación local eficaz frente al cambio climático.  

La colaboración con colegas de ideas afines ha beneficiado enormemente a Diana en su trayectoria. Formar parte de la red juvenil Generation Nexus (disponible en inglés) del PNUD, cuyo objetivo es dotar a los jóvenes líderes con herramientas, conocimientos y redes para crear soluciones de desarrollo sostenible y cohesión social. Esta red le ha permitido ampliar sus horizontes.  

“Mi participación en la red Generation Nexus me está ayudando a vincular mi experiencia y mis recursos con los de otros miembros. Es interesante aprender de la diversidad de iniciativas y soluciones para el cambio climático y la consolidación de la paz en distintos países", destaca. 

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Diana forma parte de la red juvenil Generation Nexus del PNUD, que pone en contacto a jóvenes líderes que trabajan para crear soluciones para el desarrollo sostenible y la cohesión social.

Foto: Tetiana Dzhafarova

 

A pesar de la devastación que causa el conflicto, Diana halla esperanza en la capacidad de recuperación de la naturaleza. Su trabajo refleja un profundo compromiso para sanar tanto a las personas como al medio ambiente.   

“El proyecto del huerto me demostró que reconectar con la naturaleza es fundamental para crear resiliencia", afirma. “Nuestra tarea de consolidación de la paz y la acción climática deben ir de la mano".  

A través de su trabajo, Diana sigue empoderando a las comunidades, ayudándolas a reconocer la importancia de las prácticas sostenibles y las políticas climáticas locales. 

Su visión de un futuro centrado en la colaboración y la restauración ecológica inspira la construcción de una sociedad más resiliente y armoniosa en Ucrania.