Mujeres indígenas: agentes de cambio para la restauración ecológica
26 de Noviembre de 2024
En la Amazonía peruana, el Parque Nacional Cordillera Azul se erige sobre el horizonte con montes llenos de vegetación que, bajo la luz, parecen pintarse de diversos tonos de azul que dan nombre a esta Área Natural Protegida.
En la zona de amortiguamiento del Parque en el departamento de Ucayali, viven las comunidades nativas Santa Rosa de Aguaytía, del pueblo indígena Shipibo-Conibo, y Yamino y Mariscal Cáceres, del pueblo indígena Kakataibo. Su territorio se ha visto afectado por la deforestación y degradación de más de 7945 hectáreas de bosques1, poniendo en peligro a diversas especies de flora y fauna.
Frente a este desafío, las mujeres indígenas están liderando el cambio, mediante la restauración del paisaje degradado. En este camino, la revalorización de los saberes ancestrales y el involucramiento de diversas generaciones es fundamental.
Recuperar lo que había antes
“Antes habían muchas más especies… por ejemplo, el ishpingo y eso ya no se ve mucho”, recuerda Nilda Vásquez, restauradora de la comunidadSanta Rosa de Aguaytía. El ishpingo es un árbol categorizado desde 2005 como una especie vulnerable en Perú[1] y a nivel mundial, una especie en peligro[2].
En 2021, Nilda conoció sobre restauración ecológica desde un anuncio en el altoparlante de su comunidad. Hoy, el área que ella maneja se encuentra en proceso de restauración activa y es hogar de especies forestales y de fauna silvestre, siendo un ejemplo a seguir frente a la deforestación.
A nivel mundial, Perú es el cuarto país con mayor extensión en bosques tropicales y es uno de los 20 países megadiversos que albergan juntos el 70% de la biodiversidad global. Sin embargo, en 2023, Perú perdió 132 216 hectáreas de bosque amazónico, según el Ministerio del Ambiente.
Frente a esto, el proyecto Paisajes Productivos Sostenibles en la Amazonía peruana, liderado por el Ministerio del Ambiente con la cooperación técnica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, está contribuyendo a reducir la deforestación y recuperar los bosques.
Junto al Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales-CIMA, impulsa la restauración ecológica para restablecer la conectividad entre el Parque y las comunidades, lo que permite crear corredores que facilitan el movimiento de las especies a lo largo del paisaje, mantener la continuidad de los procesos biológicos y prevenir la extinción de especies.
“Para mí, la restauración es regenerar los bosques. Es importante para el medio ambiente, por el oxígeno, para los animales” nos cuenta Nilda sobre su motivación para restaurar. “Por ejemplo, por la fruta. Esta uvilla de acá a unos años va a producir fruta, entonces los monitos van a venir otra vez y así va a ir aumentando la fauna”.
En este proceso, los saberes ancestrales transmitidos entre generaciones son vitales para seleccionar las especies de árboles nativos que existían y que hoy se buscan recuperar. Además de seguir difundiendo estos conocimientos, involucran a las nuevas generaciones en la conservación de la biodiversidad.
Junto con los árboles que Nilda ha plantado en el área que maneja, crecen árboles de cacao. La restauración ecológica también complementa el desarrollo de sistemas agroforestales, una forma de agricultura donde se siembran cultivos en conjunto con especies forestales. Esto potencia la producción de los cultivos, genera mayores ingresos y reduce la degradación.
Sumando esfuerzos para el cambio
Nilda ejemplifica el esfuerzo de las mujeres indígenas para recuperar el bosque.
“En la restauración, somos más mujeres que hemos decidido sembrar. Somos mujeres chamba, trabajadoras. Hacemos todos los esfuerzos para que salga adelante esto”, cuenta Mercedes Honorio, restauradora de Santa Rosa de Aguaytía e integrante de la Asociación de Artesanas Metsa Biri. Ellas también son artesanas y, a través de la restauración, están conservando las semillas necesarias para su labor.
Actualmente, han encaminado la restauración ecológica de 2658 hectáreas de bosques en las tres comunidades, lo que ha contribuido a recuperar la cobertura boscosa, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos: agua, suelo, vegetación y animales que se vinculan con la salud, la calidad de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades.
Nuestra tierra. Nuestro futuro.
Recuperar requiere un esfuerzo colectivo. Por ello, se han instalado seis viveros para propagar especies nativas de diferentes usos y motivar a más mujeres y hombres a participar en la recuperación.
La restauración ecológica es una prioridad para las comunidades, como se establece en sus planes de vida, y ha sido implementada en alianza con las Federaciones Indígenas que las representan. Esta experiencia contribuirá a fortalecer la gobernanza y planificación, incorporando una mirada ambiental en la gestión del territorio.
Y son clave para el desarrollo de la resiliencia climática, impulsando este tipo de experiencias que contribuyen a la sostenibilidad ambiental y al bienestar de las personas sin dejar a nadie atrás.
Mujeres de la Asociación de Artesanas Metsa Biri. Créditos: Nuria Ángeles Tapia – PNUD Perú.
Footnotes: Escrito por Daniella Toce Salcedo – PNUD Perú y editado por Giuliana Vílchez Vargas – PNUD Perú. Créditos de fotografías: Nuria Ángeles Tapia – PNUD Perú.
[1] Fuente: Decreto Supremo N° 043-2006-AG. https://bit.ly/485HBcJ
[2] Fuente: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Red List. https://www.iucnredlist.org/es/species/32291/67743532