El 18 de septiembre de 2017, Dominica estuvo sujeta al huracán María, de categoría 5 para el cual no estaba preparado.
Llegando en avión el país el 28 de septiembre, la referencia a una guerra me resonó cuando vi los bosques oscuros y deshojados, que, según las visitas anteriores, eran un exuberante dosel de verdes; la impactante cantidad de madera que se abrió camino hacia las áreas costeras; el impacto en los hogares, muchos de los cuales no tenían techo; y la sorprendente cantidad de escombros. Una vez en tierra, el impacto en las personas y las comunidades fue aún más marcado, con tanta pérdida y destrucción, hubo una profunda sensación de desconcierto y, en muchos casos, desesperación. La comunidad internacional ya estaba en el terreno en forma del equipo de Coordinación y Evaluación de Desastres de las Naciones Unidas, la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). La Agencia de Manejo de Emergencias y Desastres del Caribe (CDEMA, en inglés) también brindó apoyo directo al mecanismo local de Gestión de Desastres, al igual que otros actores, así como también fuerzas disciplinarias regionales e internacionales.
La prioridad en el período inicial fue la distribución de artículos de agua y artículos no alimentarios, estableciendo una mejor comprensión de las necesidades de las comunidades que quedaron aisladas y apoyando el restablecimiento de los sistemas gubernamentales. Este período inicial ayudó al PNUD a definir su apoyo en un primer momento para la recuperación temprana.
La evaluación de necesidades posteriores a desastres (PDNA, por sus siglas en inglés), dirigida por el Banco Mundial y facilitada por el PNUD, se realizó en una etapa relativamente avanzada debido a la importancia de la información precisa requerida para informar un programa de recuperación sustancial. La evaluación reveló el daño causado por la tormenta equivalente a más de dos años del Producto Interno Bruto (PIB), siendo el sector de la vivienda uno de los más afectados.
Desde el huracán María, una de las necesidades más urgentes ha sido reconstruir las casas, y este ha sido el enfoque de la mayoría de las entidades de apoyo, incluido el PNUD. El enfoque del PNUD para la remodelación de edificios, incluida la infraestructura comunitaria como escuelas, clínicas y hospitales, fue multifacético e involucró (1) el uso de tecnología moderna, en particular para la evaluación preliminar; (2) asociaciones con una gran cantidad de actores; (3) promoción y creación de capacidad utilizando conocimientos técnicos; y (4) adquisición e instalación del material apropiado.
Con el apoyo de la fundación Microsoft, se creó una aplicación móvil para la evaluación de daños. Las tabletas donadas por Microsoft han significado que los datos se pueden procesar automáticamente, incluido el estado del nuevo techo, las coordenadas del GPS y las imágenes de los edificios afectados. El PNUD también emprendió la planificación, la coordinación y la solución de problemas para capturar datos en cada edificio entre noviembre de 2017 y fines de enero de 2018. Desde entonces, esta rica base de datos ha proporcionado información precisa sobre el alcance del daño, su ubicación, el tipo de techo, el tamaño de los edificios, todo lo cual es vital para la planificación de la recuperación y el seguimiento del progreso de la reconstrucción hacia una nación resistente.
El enfoque colectivo emprendido en el proceso de reconstrucción, bajo los auspicios de los Ministerios de Planificación y Vivienda, permitió una mayor claridad entre todas las partes interesadas que juntas gestionaron 29,000 solicitudes de apoyo a la construcción, cuando un año normal vería alrededor de 400 solicitudes. El proceso también apoyó la capacitación efectiva y la promoción en torno a los estándares nacionales de construcción, aumentando la capacidad del gobierno y los socios locales para construir un estándar resiliente y más resistente a la intemperie en el futuro.
A pesar de una tarea muy desalentadora, los siguientes resultados ilustran lo que se puede lograr con cohesión y cooperación:
-se realizó una evaluación integral de daños en el edificio de 29,431 estructuras en Dominica, de las cuales 25,477 se clasificaron como residenciales;
-a fines de julio de 2018, se habían restaurado 500 casas, 4 edificios de hospitales, 5 clínicas médicas, 3 escuelas y 6 edificios en el colegio estatal de Dominica;
-más de 400 contratistas y trabajadores de la construcción han sido capacitados en métodos de construcción resistentes;
-más de 2,000 personas se han involucrado en el diálogo sobre estándares de construcción resilientes y conformes a través de sesiones públicas en las comunidades; y finalmente
-Se han revisado las normas nacionales de construcción.
Los recursos de la República Popular China a través del fondo de Cooperación Sur-Sur y la experiencia técnica de Ingenieros sin Fronteras (EWB) han sido fundamentales para la implementación de los proyectos del PNUD en Dominica. Cabe señalar que los enfoques adoptados han sido adoptados y son propiedad de los respectivos ministerios.
En Dominica, está claro que un retorno a "normal" no es lo que se requiere. El objetivo, en cambio, es definir y esforzarse por lograr una capacidad de recuperación que reduzca la vulnerabilidad a estos eventos y donde ocurran los impactos, facilitando una recuperación más rápida, logrando así los objetivos de desarrollo nacionales y globales.