Cada rubro fue elegido por una razón. El principal objetivo de las huertas fue que las familias tengan alimentos frescos y sanos durante todo el año. Garantizar la seguridad alimentaria de las familias es fundamental, debido a que acceder a hortalizas, verduras y frutas en los bañados es muy difícil por más que se encuentren a metros del centro histórico de Asunción. Además, el excedente de estas huertas pudo ser comercializado en la misma comunidad.

Ña Suni menciona: “nosotros sufrimos mucho durante el confinamiento de la pandemia al no contar con alimentos frescos para complementar las ollas populares. Y ahora casi todas las familias tenemos ensaladas como acompañante de las comidas”. 

Como complemento a las huertas, las mujeres del Bañado Sur constituyeron una carpintería donde elaboraban huertas verticales, aboneras y otros productos para fomentar que otras familias produzcan sus propios alimentos, generando así ingresos para ellas y sus familias, al mismo tiempo que lograban diversificar la producción. Las medidas sanitarias generaron una demanda de sillas y mesitas para los espacios de apoyo escolar para los niños de la comunidad, que ellas pudieron abastecer, ampliando de esta forma sus recursos.

Las mujeres del Bañado Norte, por su parte, establecieron como punto de generación de ingresos la producción, venta y reventa de plantas ornamentales. Esto permitió mejores ingresos a las mujeres y fueron un complemento para los productos de madera elaborados por  las mujeres del Bañado Sur.