Blanca Odilia Alfaro e Ivonne Coloma, que lideran a las instituciones electorales más importantes de sus países, participaron de la conferencia internacional “Conflictividad Electoral en América Latina y el Caribe”
Presidentas de organismos electorales frente a la violencia y el acoso político hacia mujeres
7 de Noviembre de 2024
Entrevista por Sebastian Sevilla Ferrari.
Blanca Odilia Alfaro e Ivonne Coloma son presidentas de los tribunales electorales de Guatemala y Ecuador, respectivamente. Son dos mujeres que encabezan organismos clave para la democracia de sus países. Ambas tienen la firme convicción de que la presencia femenina en el escenario político no es algo accesorio o secundario, sino un pilar fundamental en el camino hacia la igualdad de género.
Ambas presidentas participaron de la conferencia internacional Conflictividad Electoral en América Latina y el Caribe: causas, lecciones aprendidas y medidas de prevención, organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Unión Europea (UE). Conversamos con ellas sobre la violencia y el acoso contra mujeres candidatas y sus posibles vías de solución.
BLA: Blanca Odilia Alfaro, magistrada presidenta del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala
IC: Ivonne Coloma, presidenta del Tribunal Contencioso Electoral de Ecuador
¿Las mujeres en América Latina participan en igualdad de condiciones en contextos políticos y electorales?
IC: La respuesta es un rotundo no. Los datos en toda la región muestran que estamos todavía muy lejos en los hechos de que exista una igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
BLA: Definitivamente no existe igualdad de condiciones en la participación política. Estas brechas se ven reflejadas cuando comparamos hombres con mujeres, pero también cuando vemos otros factores de discriminación. Perú y Guatemala tienen una fuerte presencia de población indígena subrepresentada, que cuenta con taras adicionales en su participación política.
“Las mujeres indígenas o afrodescendientes tienen que enfrentar un camino incluso más duro”
Las cuotas de género han servido para reducir brechas en muchos países de la región ¿son suficientes?
BLA: En primer lugar, quisiera decir que entre los países que no quieren de tocar el tema de paridad o de cuotas de género está Guatemala. En las últimas elecciones, de 340 municipios, apenas 11 de ellos cuentan con una mujer a la cabeza. En nuestro Congreso, tenemos solo una mujer indígena. Es decir, en mi país las mujeres la tienen difícil, pero las mujeres indígenas o afrodescendientes tienen que enfrentar un camino incluso más duro.
IC: En el caso de Ecuador, desde el 2020, empezamos a aplicar cuotas progresivas del 15, 20 y ahora hemos llegado al 50%. Además, aplicamos paridad vertical y horizontal en las listas de candidatos, por lo que el cabeza de lista debe ser alternativamente un hombre y una mujer.
Esto es un avance muy importante. Porque no se trata solamente de poner una cuota en porcentaje, tenemos que hablar de los bloques de competitividad. Muchas organizaciones políticas pueden decir que promueven la participación de la mujer, pero las ponen en los puestos más bajos de sus listas, lo que reduce enormemente la posibilidad de resultar electas.
¿Qué características tiene la violencia que sufren las mujeres en el ámbito político?
BLA: Los desafíos de las mujeres no comienzan con la campaña, sino desde que se afilian a un partido político. La discriminación cuando asumen cargos importantes es muy fuerte. Lo digo directamente: yo fui dos veces alcaldesa y me decían que yo había llegado ahí porque era la amante de un político, porque de lo contrario ‘no me hubieran tomado en cuenta’.
La violencia electoral tiene un factor de género enorme. En mi país, y en varios de la región, se dice que ‘quien tiene el pelo largo es porque no tiene cerebro’, haciendo alusión a las mujeres.
“Muchas organizaciones políticas pueden decir que promueven la participación de la mujer, pero las ponen en los puestos más bajos de sus listas”
¿Qué hacer para fortalecer la participación política de las mujeres?
BLA: Trabajo en el Estado hace más de 30 años y es claro que la igualdad de género necesita más que políticas públicas de inclusión por cuotas. Tenemos que ver a las niñas, pensar en su empoderamiento, en su formación. Si no les damos las herramientas para que sean independientes económicamente, para que tengan una formación universitaria y alcancen sus sueños ¿de qué sirve tener una cuota? El trabajo inicia en los hogares y en el proceso educativo.
IC: Yo diría que la violencia contra las mujeres está en aumento porque en Latinoamérica vivimos en una sociedad profundamente patriarcal. Si bien es cierto que existe una mayor conciencia sobre la violencia de género, las formas de violencia persisten en formas más sutiles.
En el caso de Ecuador, fue un importante avance la tipificación de los delitos de acoso y violencia política contra mujeres. Tenemos una diferencia muy importante con otros países de la región, porque nuestra ley señala claramente que es el ente electoral el que se encarga de atender este tipo de casos directamente. Ya tenemos una valiosa jurisprudencia sobre estos temas, lo que nos permite actuar con más rapidez y rigurosidad frente a futuras denuncias.
Desde su rol como presidenta de un organismo electoral, ¿qué medidas ha impulsado? ¿cómo ejerce su liderazgo como mujer en una institución clave para la democracia?
IC: Las leyes son importantes, pero están lejos de ser lo único. En Ecuador, nuestro tribunal electoral, por mandato constitucional, debe ser paritario y equitativo; sin embargo, en la práctica yo soy la única mujer del pleno, que está constituido por cinco hombres titulares y tres hombres suplentes ¡imagínese!
Pese a esta situación, nosotros somos jueces y lo que venimos aplicando es un juzgamiento con perspectiva de género y, además, tenemos entre nuestras competencias la de sensibilizar a la ciudadanía en temas de empoderamiento y liderazgo femenino. A la fecha, realizamos capacitaciones con actores clave sobre qué es la violencia de género en contextos políticos y cómo actuar frente a ella.
BLA: Estamos muy agradecidos por el trabajo que venimos haciendo con organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), pues nos ha permitido llevar adelante espacios de formación política ciudadana, orientado especialmente a mujeres y jóvenes, a fin de que mejoren sus capacidades de liderazgo y empoderamiento.
Este trabajo también ha tenido un enfoque intercultural, que me parece muy importante porque hablamos de población subrepresentada, que tienen otra lengua y otra cultura. Este trabajo de construir ciudadanía nos compromete y nos hace seguir adelante con la meta de que exista una verdadera igualdad de derechos.
Desde su rol como presidenta de un organismo electoral, ¿qué medidas ha impulsado? ¿cómo ejerce su liderazgo como mujer en una institución clave para la democracia?
IC: Las leyes son importantes, pero están lejos de ser lo único. En Ecuador, nuestro tribunal electoral, por mandato constitucional, debe ser paritario y equitativo; sin embargo, en la práctica yo soy la única mujer del pleno, que está constituido por cinco hombres titulares y tres hombres suplentes ¡imagínese!
Pese a esta situación, nosotros somos jueces y lo que venimos aplicando es un juzgamiento con perspectiva de género y, además, tenemos entre nuestras competencias la de sensibilizar a la ciudadanía en temas de empoderamiento y liderazgo femenino. A la fecha, realizamos capacitaciones con actores clave sobre qué es la violencia de género en contextos políticos y cómo actuar frente a ella.
BLA: Estamos muy agradecidos por el trabajo que venimos haciendo con organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), pues nos ha permitido llevar adelante espacios de formación política ciudadana, orientado especialmente a mujeres y jóvenes, a fin de que mejoren sus capacidades de liderazgo y empoderamiento.
Este trabajo también ha tenido un enfoque intercultural, que me parece muy importante porque hablamos de población subrepresentada, que tienen otra lengua y otra cultura. Este trabajo de construir ciudadanía nos compromete y nos hace seguir adelante con la meta de que exista una verdadera igualdad de derechos.