El lunes 6 de febrero de 2023, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió el sureste de Türkiye, cerca de la ciudad de Gaziantep, en la frontera con Siria. Varias horas después, otro terremoto de magnitud 7,5 golpeó los alrededores. Más de 50.000 personas han perdido la vida y el número de muertos continúa aumentando a medida que se retiran los escombros. El alcance y la escala del desastre no tienen precedentes. La recuperación y la reconstrucción tardarán años en completarse.

En Türkiye, 313.000 edificios han sido destruidos. En el noroeste de Siria, más de 9.100 edificios se han derrumbado, dejando a decenas de miles de personas sin hogar. Con innumerables construcciones derribadas, las primeras estimaciones del PNUD indican que se necesitarán limpiar hasta 100 millones de metros cúbicos de escombros solo en Türkiye. El área de escombros estimada es equivalente a un área de 10 km por 10 km o 14.000 campos de fútbol cubiertos de escombros apilados de un metro de altura.

Esta catástrofe ha dejado a 3,3 millones de personas desplazadas y 2,3 millones de personas sin hogar en Türkiye y requerirá la construcción de 650.000 nuevas viviendas para compensar. La oficina de país del PNUD en el país está ayudando al Gobierno a limpiar los escombros primero, despejando el camino para entregar alimentos, agua y otros suministros vitales, y para empezar a trabajar para restaurar los medios de subsistencia y reactivar las pequeñas empresas.

La oficina del PNUD en Siria está apoyando la respuesta humanitaria de emergencia a través de su mandato en la recuperación temprana en entornos de crisis y posteriores a estas. La oficina tiene sedes repartidas por todas las áreas controladas por el Gobierno que están afectadas, asú como una oficina en Gaziantep que da servicio al noroeste del país.

Las intervenciones que el PNUD está priorizando incluyen el apoyo de emergencia a empresas e individuos para garantizar que las personas afectadas reciban un ingreso económico; el manejo sostenible de escombros para mantener seguras las operaciones humanitarias y prevenir la propagación de enfermedades; el apoyo urgente para poner en funcionamiento los servicios esenciales donde sea necesario, especialmente atención médica y agua; así como la protección y restauración del patrimonio cultural dañado.

El PNUD está bien posicionado para apoyar estos esfuerzos, aprovechando su presencia en la región durante décadas y su experiencia global en ayudar a los países a reconstruir mejor después de los desastres causados por terremotos.

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