Mensaje del Administrador del PNUD, Achim Steiner
Declaración con ocasión del Primer Período de Sesiones Anual de la Junta Ejecutiva del PNUD, UNFPA y UNOPS
6 de Junio de 2018
Para su distribución
Señor Presidente,
Miembros de la Junta Ejecutiva,
colegas y amigos:
Me complace dirigirme a ustedes esta mañana con ocasión de mi primer periodo anual de sesiones de la Junta Ejecutiva.
Ante todo, estoy profundamente entristecido por la trágica pérdida de vidas y los daños de importancia causados por el Volcán de Fuego, que entró en erupción el domingo en Guatemala. Deseo transmitir mis sinceras condolencias a las familias de las víctimas y al Gobierno y al pueblo de Guatemala. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se solidariza con Guatemala y en estos momentos está apoyando los esfuerzos nacionales de salvamento y socorro, junto con el resto de organismos de las Naciones Unidas sobre el terreno.
Estamos reunidos en un momento que se caracteriza tanto por unos grandes cambios en el mundo que nos rodea como por algunos de los cambios más importantes en la forma de funcionamiento de la ONU, posiblemente los más importantes de los últimos 70 años. Ambos aspectos presentan desafíos y oportunidades.
Al hacer un repaso de mi primer año al frente del PNUD, me estimula poder compartir con ustedes algunas de las áreas clave de trabajo en las que hemos progresado en 12 breves meses, y que considero que nos están conduciendo por una trayectoria prometedora y enfocada hacia el futuro. También me gustaría llamar su atención sobre el Informe Anual del Administrador que destaca muchos de los resultados transformadores que el PNUD ha logrado en los últimos cuatro años.
Pero permítanme comenzar resumiendo brevemente algunos de los principales desafíos que enfrentamos:
• Cuarta revolución industrial. Estamos en los primeros años de la cuarta revolución industrial, que está ya afectando a las sociedades y continuará haciéndolo en unas formas que no llegamos a comprender del todo. La verdad es que todavía no sabemos cómo es una economía de la información madura, y pasará un tiempo antes de que lo sepamos. Mientras tanto, los países deberán tomar decisiones que les permitan prepararse para el impacto transformador de la automatización, la inteligencia artificial y las nuevas economías digitales del mañana.
• La desigualdad se ha disparado. No se trata sólo de un problema económico; la desigualdad obstaculiza la movilidad social y destruye el tejido social. Tampoco es un resultado inevitable del capitalismo, o de un tipo de capitalismo u otro sistema económico en contraposición a otro. No hay una “mano invisible” que nos guíe hacia un mundo justo o hacia uno injusto. Los mercados están estructurados por leyes y normas en los diferentes niveles de la sociedad, desde el local hasta el global. Si aceptamos que los mercados se rigen en última instancia por opciones sociales, debemos desarrollar nuestros marcos e incentivos de gobernanza en consecuencia.
• Pobreza. A pesar de la impresionante reducción lograda en las últimas décadas, la pobreza sigue siendo un desafío persistente a nivel mundial, especialmente en los países de medianos ingresos. Cara al futuro, debemos entender dos características básicas de la pobreza. En primer lugar, algunos aseguran que los pobres de hoy están mucho más alejados de la línea de demarcación de la pobreza, lo que sugiere que la última etapa será realmente la más difícil. En segundo lugar, las personas salen de la pobreza y recaen en ella. Debemos tomar medidas para sacar a las personas de la pobreza y mantenerlas fuera de ella, por ejemplo a través de sistemas efectivos de seguros y protección social. La mala salud es un factor importante que empuja a las personas a la pobreza, lo que hace que la cobertura sanitaria universal sea tanto un problema de salud como de desarrollo, y por esta razón estoy muy satisfecho con el nuevo memorando de entendimiento del PNUD con la OMS y con su asociación actual con el Fondo Mundial. Dicha asociación nos ha permitido poner a dos millones de personas en 22 países en tratamiento antirretroviral en los últimos tres años.
• Cambio climático. Con el histórico acuerdo de París, el mundo se embarcó en un viaje hacia un futuro con bajas emisiones de carbono y limitación del calentamiento global. Las dos transiciones en cuestión –por un lado, pasar a una sociedad baja en carbono y, por otro, adaptarse a un mundo inevitablemente más cálido y más sujeto a tensiones– se desarrollarán en las próximas décadas. La cartera del PNUD, de más de 3.000 millones de dólares y con la que da su apoyo a 140 países, se anticipa a estas incertidumbres y contribuirá a que los países mitiguen y se adapten al cambio climático y otros desafíos ambientales, representando con ello una importante contribución a los esfuerzos nacionales y mundiales para enfrentar los riesgos que comporta el citado cambio.
• Conflicto, fragilidad y desplazamiento. La naturaleza del conflicto en los últimos años ha puesto de manifiesto con claridad la dimensión de desarrollo que tienen el conflicto y la fragilidad. Por esta razón, alrededor del 40% de nuestra programación se lleva a cabo en entornos frágiles y afectados por conflictos. También es la razón por la cual Mark Lowcock y yo mismo visitamos el Cuerno de África a principios de este año para unir los esfuerzos humanitarios y de desarrollo destinados a alcanzar resultados más colectivos y lograr la operatividad de la nueva manera de trabajar. Por esta razón, el PNUD y el ACNUR firmaron un acuerdo global para reforzar nuestros esfuerzos dirigidos a obtener soluciones duraderas a los desplazamientos prolongados.
Este es el contexto en el cual el PNUD debe operar y tener éxito, y, de hecho, ya estamos en primera línea de estos desafíos, presentes en 170 países y trabajando en conjunto con asociados dentro y fuera de la ONU. Al igual que muchos otros, esperamos que la Agenda 2030 y los ODS nos guíen en la navegación por este complejo terreno.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enmarcan las tareas clave que se avecinan de una manera comprensible y vinculada a puntos de referencia que movilizan la acción, y no solo por parte de los gobiernos, sino también cada vez más por parte de empresas, inversores privados, municipios y ciudadanos que desean ajustar sus trabajos al futuro sostenible previsto en la Agenda 2030. El papel del PNUD consiste en colaborar con países y asociados de un modo que les permita trazar un mapa de las vías por donde transitarán las economías y las sociedades simultáneamente en diferentes dimensiones, hacia la sostenibilidad y sin dejar a nadie atrás. Esta colaboración ilustra la centralidad del trabajo de asesoramiento y creación de capacidad del PNUD en el ámbito de la gobernanza y la erradicación de la pobreza. El enfoque concreto puede variar según el contexto de desarrollo y el entorno de los países a los que servimos, incluido nuestro trabajo en contextos frágiles y de crisis.
El trabajo del PNUD, creo, es esencial para los ODS y tiene diferentes dimensiones, desde ayudar a los países a diseñar instituciones y políticas públicas que adopten el enfoque sistémico que requiere la Agenda 2030, hasta llevar los ODS a las autoridades locales y las personas, a fin de que les permitan tomar decisiones más efectivas e inclusivas. “No dejar a nadie atrás” tiene muchas implicaciones, como la igualdad de género, que continúa incorporándose progresivamente en todo nuestro trabajo. El 44% de nuestros proyectos tenía la igualdad de género como un objetivo importante en 2017, un aumento significativo respecto al 29% de 2014. El PNUD está aprovechando esta experiencia y fortalecerá aún más la incorporación de la perspectiva de género en los próximos años.
El trabajo de nuestro Programa se guía por nuestro nuevo plan estratégico. Al aprobar el Plan Estratégico del PNUD 2018-2021, ustedes nos otorgaron una licencia para operar e innovar. Las soluciones propias de nuestro Programa se basan en la demanda de los países y las competencias acumuladas de décadas de experiencia. Considero que todos compartimos la convicción de que ésta ha sido también una oportunidad única para reenfocar nuestro trabajo en términos de lograr resultados Unidos en la acción. Como parte de ello y en estrecha colaboración con el UNICEF, el UNFPA y ONU Mujeres, el PNUD se compromete a implementar el capítulo común de nuestros planes estratégicos.
El nuevo plan estratégico del PNUD se basa en su sólido desempeño logrado en 2017, a saber:
• entregó 4.500 millones de dólares (con un incremento de 500 millones respecto del año anterior), que es nuestra entrega más alta registrada y va unida a mejoras en la eficiencia de la gestión;
• finalizó el año sin déficit en nuestro presupuesto institucional por primera vez en seis años;
• mereció una auditoría sin reservas por duodécimo año consecutivo;
• mantuvo nuestro primer puesto en el Índice de Transparencia en la Ayuda desde 2016; y
• mereció de la encuesta independiente Aid Data, sobre 125 países de ingresos bajos y medios, la clasificación como número uno entre los asociados para el desarrollo en 2017 en términos de utilización óptima de los recursos, con un resultado por encima de nuestro peso financiero específico a la hora de atraer a los usuarios de nuestros datos o análisis.
No obstante, nuestra financiación básica sigue siendo peligrosamente baja, con un nivel de contribuciones básicas, en 2017, de 612 millones de dólares, ligeramente inferior al de 2016. Los importantes desequilibrios entre la financiación básica y la no básica continúan, con un 13% correspondiente a la financiación básica y un 87% a la no básica. Esta situación no es sostenible y tiene implicaciones reales en la rendición de cuentas en términos de nuestro mandato, capacidad para entregar respuestas integradas y sostenibilidad organizativa.
Los compromisos básicos plurianuales son, por lo tanto, especialmente bienvenidos, ya que mejoran nuestra capacidad para planificar el futuro con más confianza. A este respecto, deseo manifestar mi agradecimiento a Canadá, Dinamarca, Bélgica, Australia y Nueva Zelanda, países que tienen en la actualidad acuerdos multianuales, y doy la bienvenida a Suecia, que se unirá a esta lista la próxima semana. También esperamos renovar nuestros acuerdos plurianuales anteriores con Turquía, Holanda y Suiza a lo largo de este año.
También me gustaría agradecer a los países de nuestro Programa que contribuyan a cubrir los gastos de nuestras oficinas locales a escala de país y que respalden así nuestras operaciones.
Si bien el desempeño del PNUD en 2017 fue impresionante en lo que respecta a indicadores clave de desempeño, hay poco margen para la complacencia.
Tenemos que ser una “organización en movimiento” y es por esta razón que hemos desarrollado en los últimos seis meses tareas de implementación de una serie de iniciativas y revisiones que permitirán adecuar nuestro programa y modelo de negocio a los objetivos estratégicos del Plan Estratégico. Los resultados de este año registran:
• Un progreso real en nuestra revisión del actual modelo de negocio, que busca mejorar nuestros procesos institucionales a través de la simplificación, unos métodos más consistentes en relación con los costos de los servicios, la racionalización de los procesos administrativos y fiduciarios que permita una respuesta más rápida a las innovaciones y, lo más importante, la inversión en una cultura de innovación y orientación al cliente.
• Un funcionamiento del modelo de negocio estrechamente relacionado también con dos revisiones principales de las funciones corporativas (que están casi completas) que impulsarán un cambio radical en el rendimiento en toda la organización, desde las políticas y los programas hasta los servicios administrativos y las operaciones, incluyendo cómo podemos reajustar nuestro apoyo a las políticas a las necesidades de los países a los que prestamos servicios y proporcionar a nuestras oficinas en el país la masa crítica de conocimientos técnicos necesaria para lograr los objetivos. Estamos construyendo una “red de política global” destinada a mejorar y profundizar nuestra experiencia en materia de ODS a nivel de país con conocimientos, prácticas e innovaciones de vanguardia. Ahora y en el futuro, nuestra función política debe capturar mejor el conocimiento, la innovación y las mejores prácticas de la experiencia nacional, regional y mundial, ayudar al PNUD a alcanzar la excelencia mundial y ser un líder de pensamiento capaz de nutrirse de una verdadera red mundial de conocimientos internos y externos.
• La revisión de nuestras pautas de gestión de proyectos, logrando un ahorro de tiempo estimado de 33 días por año por personal de programación, que ahora se podrá aplicar a un compromiso más productivo.
• La presentación de “llamadas de innovación” mensuales con los equipos del PNUD en todo el mundo para aprender las lecciones adquiridas sobre el terreno y posicionar al Programa en la vanguardia de la innovación para el desarrollo, en el contexto de la implementación de los ODS.
• El establecimiento de un nuevo mecanismo de inversión en el país que proporciona el capital inicial que permitirá a nuestras oficinas en el país invertir en ideas innovadoras y gestionarlas rápidamente, diversificar nuestras alianzas y catalizar la ampliación de nuestro programa de apoyo. Este mecanismo se basa en las lecciones adquiridas con el Mecanismo de innovación financiado por Dinamarca en el PNUD y es una fuente adicional de financiación para el apoyo del PNUD a los países.
• El lanzamiento de una nueva iniciativa denominada “Catalizador de proyectos” que permite al PNUD tener la capacidad de explorar el “mundo del mañana” en términos de las opciones políticas y de desarrollo que los países deben ya abordar.
• El comienzo de elaboración de una nueva estrategia del sector privado destinada a que el PNUD refleje nuestra experiencia y mejores prácticas, a la vez que explore nuevos instrumentos jurídicos financieros que permitirán nuevas formas de trabajar con los asociados. El potencial que ofrece a las asociaciones con el sector privado es significativo y está en aumento, pero debemos actualizar nuestro enfoque y nuestras herramientas. Nuestro trabajo, junto con el Banco Mundial y el sector de los seguros, a través del Foro de Desarrollo de Seguros es solo un ejemplo de cómo nos comprometemos a reducir los riesgos de los pobres mediante la promoción de políticas y mercados de microseguros.
• El lanzamiento de una nueva iniciativa emergente –el “Proyecto T”– que contribuirá a someter a prueba una nueva oferta emblemática del PNUD destinada a ayudar a los gobiernos a movilizar una financiación significativa para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a partir de la excelente experiencia de Fondo de Capital de las Naciones Unidas para el Desarrollo (FNUDC). Veo un gran potencial para que el PNUD aproveche la experiencia del FNUDC en materia de inclusión financiera y financiación local para el desarrollo. Ello es igualmente relevante para los países de medianos ingresos con profundas desigualdades.
• Lanzamiento de una Plataforma Mundial de Finanzas Islámicas e Inversiones de Impacto en asociación con el Banco Islámico de Desarrollo. Forma parte integral de nuestras alianzas con las instituciones financieras internacionales en rápido crecimiento en todo el mundo, incluido un aumento significativo en la financiación del Banco Mundial a través del PNUD, y una serie de iniciativas conjuntas con una diversidad de dichas instituciones a fin de aprovechar la situación financiera.
La colaboración Sur-Sur seguirá siendo vital para el logro de los ODS, y cada vez impulsa y respalda más nuestro trabajo en el PNUD. En 2017, casi todas las oficinas en el país informaron de su participación en aspectos de cooperación triangular y Sur-Sur. Hay una clara tendencia ascendente en el nivel de compromiso con los gobiernos nacionales, así como en la cooperación con actores no estatales, como el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones académicas y de investigación del Sur.
El PNUD ha colaborado con sus aliados para establecer un “Intercambio de soluciones SSMart para los ODS” destinado a permitir cerrar las brechas de conocimiento y ampliar el acceso al conocimiento Sur-Sur. En este período previo al Plan de Acción de Buenos Aires (Conferencia PABA + 40) en marzo de 2019, el PNUD y la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (UNOSSC) están colaborando para facilitar una Coalición Mundial de Redes de Grupos de Expertos para la Cooperación Sur-Sur destinada a recopilar, analizar y difundir datos y conocimientos sobre patrones, tendencias, flujos, composición e impacto de la cooperación triangular y Sur-Sur.
El PNUD se enorgullece de acoger a la UNOSSC como centro de coordinación para la cooperación triangular y Sur-Sur a escala mundial y en todo el sistema de las Naciones Unidas. El nuevo Marco Estratégico para la UNOSSC tiene como objetivo seguir posicionando a la Oficina en apoyo a los esfuerzos de los Estados Miembros en la implementación de la Agenda 2030, a través de alianzas y asociaciones Sur-Sur impulsadas por la demanda.
Asimismo, el PNUD reconoce el importante papel que desempeña el voluntariado en el fomento de la paz y el desarrollo y en la promoción sostenible de las capacidades nacionales. En 2017, casi un tercio de los Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) sobre el terreno realizaban tareas de apoyo a la entrega de los proyectos y programas del PNUD. Valoramos muy positivamente esta colaboración con los VNU.
Reforma de la ONU
En relación con el Sistema de Desarrollo de la ONU, los Estados Miembros han acordado con el Secretario General un paquete de reformas y, en este sentido, el PNUD contribuirá a hacer realidad la ambiciosa resolución. Como ya he dicho muchas veces, nuestro Programa está listo para la reforma y hace suyo el sentimiento de urgencia del Secretario General sobre la necesidad de reposicionar el sistema de desarrollo de la ONU para la era de los ODS.
Proporcionaremos el tipo de asesoramiento integrado de políticas que ayude a los gobiernos a trazar sus propios caminos hacia el logro de los ODS:
• Colaborando a partir de herramientas conjuntas de planificación y presentación de informes, como el Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (MANUD), hasta mecanismos de financiación agrupados, como SPOTLIGHT, que nos reúnen en torno a resultados que trascienden los mandatos del equipo de las Naciones Unidas en el país.
• Abriendo nuestros procesos y deliberaciones a nuevos grupos de aliados, sin olvidar a los actores del sector privado y los mercados de capitales, de los cuales dependerá cada vez más la realización de la Agenda 2030.
• Con una mayor rendición de cuentas a los gobiernos en los lugares donde servimos y al Consejo Económico y Social (ECOSOC) a escala mundial.
• Aprovechando las ganancias de eficiencia que pueden y deben realizarse a medida que unimos nuestros recursos y optimizamos cada vez más nuestra presencia.
Después de más de 40 años como custodio del sistema de coordinadores residentes (CR), el PNUD reconoce que las responsabilidades y expectativas que recaen sobre éstos, responsables de liderar este reposicionamiento operativo sobre el terreno, han evolucionado. La capacidad del sistema de desarrollo de la ONU para cumplir los ODS depende de unos CR con mayor autoridad y mayor financiación conjunta y coherente para los programas a escala nacional, que cuenten con recursos adecuados en la oficina local de cada CR y que sean respaldados por una eficaz Oficina de Coordinación de Desarrollo en la sede.
La transición del sistema de CR del PNUD a la Secretaría es una tarea compleja. La mecánica de transferencia de 129 coordinadores residentes a contratos de la Secretaría; la transición de cientos de funcionarios de las oficinas de coordinación y coordinación de operaciones para el desarrollo a nuevos acuerdos contractuales, asegurándonos de que no haya lagunas en el liderazgo de los equipos del PNUD a nivel nacional, descubriendo nuevas demandas de espacio de oficinas para los CR y el estableciendo un acuerdo de servicio con la Secretaría para el apoyo operacional previsto que necesita el PNUD para esta nueva configuración, son solo algunos de los desafíos que tenemos ante nosotros.
El PNUD designará un equipo provisional de gestión de la transición en la Oficina Ejecutiva que se centrará exclusivamente en facilitar y coordinar el apoyo de nuestro Programa tanto a la Secretaría de las Naciones Unidas como a los coordinadores residentes y los representantes residentes y equipos del PNUD en la gestión de esta operación. También esperamos capacitar a una nueva generación de profesionales del desarrollo para que asuman puestos de representante residente de nuestro Programa y dirijan nuestro equipo del PNUD y el apoyo del programa a los países. Estamos decididos a perseverar en nuestros esfuerzos para garantizar que esta transición no disminuya el impulso del PNUD en la implementación de nuestro nuevo Plan Estratégico. Nuestra capacidad para hacerlo dependerá del mantenimiento de nuestra financiación y de la asignación por la Secretaría de los recursos necesarios para que el nuevo sistema de CR sea operativo.
Esperamos poder contar rápidamente con estos fondos si cumplimos con el cronograma. El personal que está siendo transferido a los nuevos contratos de la Secretaría necesita tomar decisiones rápidamente y estar seguro de que se están trasladando a una plataforma estable; deben identificar y alquilar oficinas y establecer acuerdos legales y financieros que sean operativos antes del 1 de enero.
Permítanme subrayar que el papel del PNUD de apoyo a los CR y al sistema más amplio de la ONU para que trabajen de manera integrada no se detendrá el 1 de enero sino que se transformará. Hoy se espera que cada organismo asuma su parte de las responsabilidades interinstitucionales, pero las responsabilidades del PNUD seguirán siendo importantes. La organización proporcionó la columna vertebral de la colaboración operativa durante décadas, desde el uso de instalaciones conjuntas hasta la gestión de la nómina de pagos para miles de empleados de las agencias y la relación con las autoridades en materia de protocolo, impuestos y visados. En su función de plataforma “integradora”, el PNUD también se compromete a proporcionar una plataforma de apoyo programático en la cual reunir lo mejor del conocimiento de las Naciones Unidas para ayudar a los gobiernos a abordar sus desafíos prioritarios de desarrollo.
Por último, como Administrador del PNUD tengo también el deber de cuidar de nuestro personal, tanto en lo relativo al cambio mencionado anteriormente como a las condiciones de trabajo generales y de largo plazo. Me complace que nuestro nuevo Director de Recursos Humanos, David Bearfield, esté ya con nosotros y a punto para asumir su rol de liderazgo.
Entre las prioridades que queremos abordar se encuentra la paridad de género. Actualmente, algo más del 50% del personal del PNUD son mujeres, pero seguimos enfrentando desafíos en los niveles D1 y superiores, donde las mujeres ocupan el 39% de los puestos. Reconocemos que persisten algunas brechas de género en nuestro lugar de trabajo en términos de empoderamiento, oportunidades de ascenso y experiencia general en nuestras oficinas. Recientemente aprobamos una nueva Estrategia de Igualdad de Género para 2018-2021 y se está desarrollando un plan de implementación más detallado, plan que también pretende impulsar un cambio cultural en el PNUD. En consonancia con la estrategia del Secretario General para todo el sistema de las Naciones Unidas, la nueva estrategia del PNUD establece una hoja de ruta integral que tiene por objeto mejorar la calidad de nuestro lugar de trabajo y hacerlo más sensible a las cuestiones de género.
Además, en los últimos meses también hemos analizado y revisado seriamente nuestras políticas de acoso, acoso sexual, discriminación y abuso de autoridad para ajustarlas a las mejores prácticas. Nos complació participar junto al UNFPA y a la UNOPS, el lunes pasado, en la sesión informativa conjunta ante la Junta sobre el acoso sexual y la explotación y acoso sexuales, y poder proporcionar más información sobre el trabajo que ya hemos realizado y nuestros planes para seguir impulsando este proceso de cambio. Seguiré otorgando a este tema la más alta prioridad que merece, a la luz de lo que hemos aprendido sobre nuestra organización durante los últimos años.
En muchas de las iniciativas y los cambios descritos anteriormente, hemos utilizado ampliamente las evaluaciones y recomendaciones internas y externas.
• Las evaluaciones son fundamentales para que el PNUD promueva sobre una base empírica su programación, la toma de decisiones estratégicas, el aprendizaje y el uso efectivo de los recursos. El PNUD ha intensificado sus esfuerzos para fortalecer la calidad y la tasa de implementación de las respuestas de la administración. Hasta mayo, el 75% las acciones se habían completado, mientras que el 16% estaban en curso. Y aunque el 74% de todas las evaluaciones descentralizadas se calificaron de moderadamente satisfactorias o superiores a 2017, podemos hacerlo mejor y nos esforzaremos por aumentar la calidad de nuestras evaluaciones descentralizadas. Agradezco al director Indran Naidoo y a su equipo su constante colaboración y apoyo.
• Buenas noticias sobre la auditoría: por primera vez, nuestros auditores internos nos han dado una calificación satisfactoria sobre la adecuación y eficacia de nuestro marco de gobernanza, gestión de riesgos y control para el año 2017. Con ello se complementan 12 años consecutivos de dictámenes de auditoría sin reservas sobre los estados financieros del PNUD. También hemos logrado grandes mejoras para reducir nuestras observaciones de auditoría pendientes de seis a una.
• Para avanzar en la cultura de ética, integridad y responsabilidad del PNUD, en el último año la organización ha fortalecido su Política de protección contra represalias, ha mejorado su Programa anual de divulgación financiera y ha ampliado la capacitación ética obligatoria en línea a todas las categorías de nuestro personal.
• De las 35 recomendaciones hechas al PNUD el año pasado por la Dependencia Común de Inspección, 20 ya se han aplicado, y estamos trabajando para aplicar las restantes. Nos comprometemos a implementar las recomendaciones de la Dependencia Común de Inspección (DCI) e incluimos, por primera vez, un indicador en nuestro Marco integrado de resultados y recursos (IRRF) que rastrea el progreso realizado en la implementación de las recomendaciones de la DCI.
• También se presentaron para la aprobación de la Junta Ejecutiva los nuevos programas de país para Kenya, Malawi y la República del Congo. Todos los nuevos programas de país se someten a un proceso completo de garantía de calidad a fin de garantizar que sean relevantes para las prioridades nacionales; que representen las aspiraciones de nuestro Plan Estratégico y contribuyan a sus metas cuantificables; y que enfaticen la efectividad y la eficiencia, las sinergias con los asociados y la credibilidad de los acuerdos de monitoreo y evaluación.
Para concluir, permítanme insistir una vez más en que ésta es una organización en movimiento, que está implementando su plan estratégico, está a punto para la reforma de la ONU, impulsa cambios de desempeño en toda la organización y mira hacia el futuro en la idea y la práctica del desarrollo. Estamos en un punto de inflexión. La tarea es clara. El mandato del PNUD en la era de la Agenda 2030 y los ODS es más relevante que nunca. Al presentarles hoy los resultados de nuestro Programa correspondientes a 2017 y los hitos principales de reenfoque y alineamiento de nuestro trabajo con el Plan Estratégico 2018-2021, espero haber demostrado tanto la importancia del PNUD como su relevancia para el éxito futuro del Sistema de Desarrollo de las Naciones Unidas. Junto con mi equipo, estamos listos para el cumplimiento, pero es un esfuerzo conjunto con todos ustedes como Estados Miembros. Son sus opciones estratégicas y el apoyo al Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas lo que determinará el futuro de esta organización. La adopción de la resolución sobre la reforma del sistema de desarrollo de las Naciones Unidas, la semana pasada, ha señalado con toda claridad las elevadas expectativas de todos nosotros, miembros de la familia de la ONU.