El “Foro Iberoamericano de Seguridad Vial Movete Segur@” incluyó, en su semana de desarrollo, un espacio para la reflexión y el análisis sobre la necesidad de impulsar soluciones para una movilidad y seguridad vial inclusiva bajo la perspectiva de equidad y género.
En el panel se presentaron experiencias de éxito en América Latina, así como desafíos para un sistema de transporte que responda a las necesidades de las mujeres y asegure la garantía de sus derechos.
Una de esas experiencias fue el proyecto “Mujeres Libres de Violencia en el Transporte Público”, en El Salvador, el cual implementan el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONU Mujeres, con el financiamiento del Fondo de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz. El proyecto es una iniciativa multiactor que busca eliminar el acoso y todo tipo de violencia contra las mujeres en el sistema de transporte.
“La inseguridad en el transporte público repercute en otro tipo de decisiones como, por ejemplo, si una niña es víctima de acoso, puede llegar a desistir de continuar asistiendo a su centro escolar. Contar con un transporte seguro es fundamental para lograr una vida libre de violencia contra las mujeres y avanzar hacia los diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible”, sostuvo Laura Rivera, oficial del área de Gobernabilidad PNUD.
Agregó que “necesitamos un transporte que no solo cumpla con la normativa vigente, sino que además esté sensibilizado con el enfoque de género. Estos desafíos se deben asumir en conjunto y hacer sinergias con las y los diversos actores, porque todos y todas tenemos corresponsabilidad en este tema... Las respuestas deben construirse con todos los usuarios del transporte público”.
Otras panelistas invitadas fueron Paola Tapia, ex ministra de Transporte de Chile; Margarita de Sanfeliú, directora del Centro de Investigación y Estadística de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) y Luli Districh, Fundadora de la organización Mujeres al Volante, de Argentina.
Districh compartió sobre el proyecto de su organización, que busca reducir esas brechas de género identificadas en su país y brindar herramientas de seguridad vial a las mujeres. Indicó que, según estadísticas, en Argentina, el 84 % de las mujeres participan en la decisión de compra del auto familiar, un dato contradictorio respecto a la baja cantidad (2%) de licencias de conducir extendidas a las mujeres.
“Hay brechas de género en la extensión de licencia de conducir a mujeres, descubrimos que además había un mandato familiar en el que se le enseñaba a manejar solo a los hombres. Otra brecha era la salarial y, con esto, a las mujeres no les alcanzaba para comprar su propio vehículo. También vimos el tema del acoso, en el que se creó un estereotipo de que las mujeres eran malas conductoras", dijo.
Así nació el proyecto “Por más mujeres al volante”, a través del cual se propusieron trabajar en motivar a las mujeres a tramitar su licencia de conducir, a la práctica de un manejo seguro, a la construcción de paz en las calles y a brindarles herramientas de seguridad vial, así como también incentivarlas para conducir transportes de carga, para achicar la brecha de género ya que solo el 2 % de licencias profesionales es de mujeres.
Desde la experiencia de la ex ministra de Transporte de Chile, a través de la fundación “Mujeres en Movimiento” se pretende empoderar e incluir a más mujeres en Iberoamérica en la resolución de distintas problemáticas de seguridad y brechas de género, detalló por su parte la Sra. Tapia.
“Hay una inequidad en el espacio público. En Chile, dentro de los numerosos estudios realizados, uno de ellos expuso las profundas desigualdades en cuanto a la vulnerabilidad de las personas. Una mujer que no tiene oportunidades, no tiene calidad de vida y tiene que desplazarse en transporte público, muere 16 años antes que otras mujeres que viven en mejores condiciones de vida. Las desigualdades son amplias. Tenemos que trabajar sobre esas brechas”, explicó la ex ministra.
Desde su experiencia, y bajo la perspectiva de género, apoyan asesorando a otros países para superar situaciones y generar políticas públicas que respondan a los problemas que enfrentan las mujeres. Enfatizó en la importancia de iniciar generando información y datos sobre el número de mujeres violentadas en el espacio público, sobre cuántas mujeres tienen licencia de conducir, cuántas usan el transporte público y cuántas se desplazan a diario para el cuidado de otros.
Por su parte, la representante de FUSADES organización que forma parte de la Iniciativa para un Transporte Público Seguro (ITPS) reiteró que una de las lecciones aprendidas en El Salvador es que un transporte seguro para las mujeres, es un transporte seguro para todas y todos.
A través de la generación de estadísticas e información buscan contribuir a esa construcción de políticas públicas para eliminar cualquier tipo de violencia contra las mujeres en su movilidad por los espacios públicos.
“Si consideramos que una parte importante de la población (más del 90 %) utiliza transporte público para movilizarse, la incidencia de los delitos, el miedo y la inseguridad en este entorno inciden en el deterioro de la calidad de vida y en el bienestar de las personas y contribuye a formar percepciones negativas con respecto a la seguridad en general”, acotó.
El PNUD identifica tres principales retos que existen para una movilidad segura e inclusiva en América Latina: (1) educación que permita sensibilizar más a toda la sociedad, sobre una cultura de paz en la movilidad; (2) Inclusividad para contar con estructuras necesarias y con la información que llegue a toda la ciudadanía, incluyendo personas con discapacidad y (3) el fortalecimiento de las instituciones públicas para que estas puedan ejercer bien su función.
Con el proyecto “Mujeres Libres de Violencia en el Transporte Público” se trabaja en estos tres ejes, para transformar la movilidad de las mujeres en una experiencia coritidana libre de acoso y de todo tipo de violencia.
Entre las acciones del proyecto se ha trabajado en la sensibilización de las personas usuarias, la capacitación de las personas transportistas con enfoque de género y la adecuación de espacios como las paradas de buses, para que estas sean más inclusivas, no solo para las mujeres, sino que también para las personas con discapacidad.
La primera de estas estructuras fue inaugurada el 2 de diciembre. Otro aporte consiste en la elaboración de una guía sobre los estándares mínimos para el establecimiento las paradas de buses seguras, inclusivas y con enfoque de género.