El agua es un elemento natural cuya movilidad le brinda la característica de generar fuerza (hidráulica), la cual, junto a otros usos que la humanidad hace de ella, ha permitido que las sociedades establezcan una estrecha relación con su desarrollo, muchas veces, esa relación, se vuelve altamente dependiente. Estos usos pueden visualizarse para fines prácticos desde tres dimensiones: social, ambiental y económica.
Desde la dimensión social, el agua tiene y debe seguir teniendo prioridad sobre otros usos, por ser un elemento esencial para la vida; su abastecimiento, acceso y disponibilidad se considera como un derecho humano. La dimensión ambiental, se orienta al manejo del agua bajo principios de sustentabilidad, equidad intergeneracional y cooperación entre los usuarios para evitar su degradación. Desde la dimensión económica, el agua se entiende como un bien económico o insumo para producir bienes y servicios, principalmente por las actividades a las que se asocia, como generación hidroeléctrica, abastecimiento humano, producción agrícola, industrial y minera.
¿Por qué estas dimensiones tratan de imponerse en el uso del agua? En distintas sociedades, el agua es el eje de conflictos, globales, regionales o nacionales, siendo detonante de guerras, bloqueos económicos, sabotajes, hambrunas, polémicas privatizaciones del bien, hasta la muerte de líderes de pueblos originales defensores de territorios históricos. En Guatemala, la falta de consensos entre los actores de las tres dimensiones no ha permitido disponer de una ley de aguas.
¿Por qué la dimensión ambiental puede orientar a los actores de las otras dimensiones a dialogar para alcanzar consensos? Las estadísticas indican que en Guatemala la variabilidad climática provocará que la disponibilidad del agua en promedio se reduzca hasta en un 83%, presentando eventos cortos de lluvia, pero de mayor intensidad, dando la falsa idea de aumento en la disponibilidad hídrica. Esa falta de consensos para mejorar el manejo del recurso, podrá dejar a varios sectores sin agua.
¿Qué es lo más preocupante a la fecha y que no se atiende? Según la Encovi 2014, en Guatemala 3.8 millones de personas no reciben agua en sus viviendas por falta de conexión a una red de distribución; poblaciones indígenas y del corredor seco son las mayormente afectadas. En lo rural, las mujeres son las responsables de gestionar el recurso a escala doméstica, por estar estrechamente vinculado con el trabajo cotidiano que se les asigna en el interior de los hogares, enfrentándose día a día a la carencia y obstáculos para acceder al agua. Su participación en la toma de decisiones sigue siendo limitada.
El PNUD apoya a Guatemala en la búsqueda de soluciones para el desarrollo basado en la naturaleza, y promueve la coordinación interinstitucional y la gobernanza de los bienes naturales, fortaleciendo las capacidades a nivel comunitario, técnico y político.
Este 22 de marzo se conmemora el día internacional del agua, día importante, al igual que todos los días, para tener presente que el agua es un bien natural, de acceso común, limitado, que debemos conservar libre de contaminación.
Escrito por: Johnny Toledo González
Ingeniero Agrónomo en Sistemas de Producción Agrícola. Trabaja como Coordinador del Proyecto Promoviendo Territorios Sostenibles y Resilientes en Paisajes de la cadena Volcánica Central de Guatemala, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), cuyo implementador asociado es el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales -MARN- y la agencia implementadora es el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-. Especialista en adaptación a cambio climático y recursos naturales.