Un año después del terremoto en Haití, las comunidades locales están construyendo resiliencia
24 de Agosto de 2022
Escrito por la Unidad de Resiliencia del PNUD en Haití.
El sábado 14 de agosto de 2021 un terremoto de 7,2 grados de magnitud en la escala de Richter sacudió el sur de la península de Haití sobre las 8:30 de la mañana, hora local, provocando la muerte de más de 2.000 personas, miles de heridos y considerables daños por el derrumbe de edificios y el bloqueo de carreteras. Fue una catástrofe natural, la cual invocó los efectos del terremoto de enero de 2010, a la que le siguió la tormenta tropical Grace.
Haití ha sacado provecho de las lecciones aprendidas en 2010. El Estado estaba mejor preparado en 2021. A través del sistema nacional de gestión de riesgos y desastres, el día del terremoto el Gobierno recurrió a su principal mecanismo de respuesta de recuperación para activar el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia y el Centro Departamental de Operaciones de Emergencia. El PNUD se puso a trabajar junto al Gobierno haitiano a nivel nacional y departamental –en Sud, Nippes y Grand'Anse– minutos después de la catástrofe, poniendo así en marcha la planificación de la respuesta tras el terremoto.
La logística: Un elemento subestimado, pero esencial
Desgraciadamente, desde hace por lo menos dos años, el "Grand Sud", o la región sur, ha sufrido periodos de aislamiento del resto del país debido a la inseguridad y a la crisis de combustible, una dinámica que ha redundado en que esa parte del Estado sea aún más vulnerable. Durante la entrega de mercancías o de ayuda humanitaria, se han producido ataques y saqueos de vehículos en la región, así como a lo largo de la Route Nationale 2. Si bien ello repercute en la cadena de suministro de las empresas y los agentes humanitarios del país, lo que es más importante aún es que van en detrimento de la población local. Cabe agregar que todas las carreteras intermunicipales se encuentran en un estado precario debido a las malas condiciones de las vías, la falta de asfalto y las considerables curvas en el trayecto. Estos son los dos grandes retos para la recuperación después del terremoto.
En consecuencia, el 14 de agosto de 2021 nos preguntamos: ¿cómo podemos atender las necesidades de las personas afectadas por esta catástrofe natural y la violencia de los grupos armados? Todos ellos eran particularmente vulnerables y no podíamos dejarlos atrás.
Afortunadamente, a raíz de la tregua negociada con los grupos armados y las comunidades a lo largo de la ruta que conduce a la región sur, se pudo establecer un corredor humanitario temporal. Este acuerdo permitió al PNUD garantizar el transporte del personal en el terreno mediante la prestación de apoyo logístico (personal, vehículos, combustible y seguridad).
Apoyo a las operaciones de rescate y evaluación de riesgos
Los equipos locales del PNUD fueron testigos de un espíritu de apoyo comunitario en el terreno. Gracias a lo aprendido de otras catástrofes naturales, la gente pudo responder con mayor rapidez y eficacia. Por ejemplo, fuimos testigos de la generosidad de un grupo de ciudadanos anónimos que viajaron en velero a una zona de difícil acceso para llevar a los residentes fruta e incluso árboles.
Impulsados por este espíritu de colaboración, brindamos apoyo a las operaciones de rescate coordinadas por nuestros socios en el terreno, incluida la Dirección General de Protección Civil de Haití. La respuesta del programa del PNUD después del terremoto comenzó en los tres departamentos afectados, en coordinación con instituciones municipales. Llevamos a cabo actividades de coordinación, recuperación económica y evaluación de riesgos.
Uno de los principales problemas en las zonas afectadas fue la acumulación de escombros en las calles. Para resolver ese problema, apoyamos a los ayuntamientos en la organización de actividades de recolección de basura. En la comuna de Maniche, asistimos a equipos de voluntarios que utilizaron escombros compactados para pavimentar la carretera municipal.
Incrementar la resiliencia después del terremoto mediante la acción local
Teniendo en cuenta la necesidad de mantener informadas a las comunidades para incluirlas en la respuesta posterior al terremoto, organizamos sesiones informativas y de prevención de riesgos en las comunidades y escuelas locales. Sin embargo, ese plan de acción se vio gravemente obstaculizado por la escasez generalizada de combustible.
El equipo del PNUD identificó la necesidad de contribuir a la recuperación económica local mediante la creación de puestos de trabajo para los más afectados por el terremoto. Como resultado, la iniciativa "Efectivo por trabajo" contrató a más de 1.000 personas temporalmente (por un mínimo de 24 días) para retirar los escombros y limpiar las ciudades. El apoyo financiero proporcionado a 60 empresas (20 por cada departamento afectado) en los sectores de agroalimentación, artesanía, costura o servicios alimentarios tiene como objetivo ayudar a las microempresas locales a prosperar.
Nuestro compromiso con las poblaciones más vulnerables requería que nos centráramos en estos lugares a largo plazo. Un componente básico ha sido empoderar a las mujeres, quienes suelen perder su empleo después de los terremotos y son responsables de la mayoría de las tareas domésticas. En mayo de 2022, nuestra ambición se hizo realidad con la iniciativa "Yes She Paints" (¡sí, ella pinta!), la cual está dando apoyo a 60 mujeres con el objetivo de reducir la escasez de trabajadoras en oficios manuales en el país.
En este contexto, se impartieron cursos de preparación laboral, pintura de edificios y respeto ecológico, a los que se hará un seguimiento para garantizar la continuidad de estas actividades empresariales.
Las poblaciones locales han reconocido el compromiso de las instituciones locales. A pesar de nuestros limitados recursos, agradecieron nuestros esfuerzos tras varios meses. Los alcaldes señalaron: "Ustedes no dudaron. Estuvieron ahí desde el principio".
Las respuestas a las catástrofes naturales son siempre complejas y exigen esfuerzos continuos durante años, especialmente en un país en desarrollo como es Haití, donde la estructura económica es débil y abundan los problemas sociales como la inseguridad. Sin embargo, resiliencia no significa necesariamente ser inquebrantable; es recortar el tiempo que un Estado necesita para recuperarse de un evento de este tipo. En este sentido, los esfuerzos para coordinar y reforzar la movilización ciudadana que se observaron este año representan un avance respecto a crisis anteriores. Este es un importante paso para Haití y su gente, uno que seguramente seguirán construyendo en los años venideros.