Contexto:

México tiene una población de 126 millones de habitantes, siendo 51.2% mujeres (64.5 millones) . A pesar de ser la quinceava economía en el mundo y la segunda en América Latina, la tasa de pobreza en México continúa siendo alta, cercana al 40% de la población. Además, se estima que, durante el año 2020, hubo un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de personas en pobreza, y entre 6.1 y 10.7 millones en pobreza extrema, debido a los efectos derivados de la pandemia de COVID-19. 

La igualdad de género es una condición clave para garantizar una reducción duradera de la pobreza y una prosperidad compartida, así como indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible. En los últimos años, se han podido observar diferentes avances en el camino hacia la igualdad de género en el país. Así, las tasas de fecundidad han disminuido y la tasa de mortalidad materna se ha reducido a más de la mitad desde 1995. La esperanza de vida de las mujeres va en aumento y se han cerrado las brechas en la matriculación en todos los niveles educativos. Han aumentado las cifras de la participación de las mujeres en el mercado laboral y en el acceso a la financiación. 

Asimismo, México ha aprobado leyes para promover la representación política de las mujeres y en las últimas elecciones generales, celebradas el 1 de julio de 2018, México logró avances sin precedentes en cuanto a la paridad de género en el Congreso, prácticamente logrando la paridad en ambas cámaras, repitiendo lo anterior en la Cámara de Diputados para el proceso electoral 2021. 

Ahora México se encuentra entre los cinco primeros países a nivel mundial en términos de representación de las mujeres en el Congreso, pero el alto nivel de la violencia política contra las mujeres sigue socavando sus derechos. 

A pesar de todos estos avances, el progreso económico y social sigue siendo desigual, la tasa de violencia de género y el feminicidio están en aumento y la igualdad de género sigue siendo un reto desafiante, especialmente en las comunidades rurales e indígenas. 

En México, 69.5% de la población indígena (8.4 millones de personas) vive en situación de pobreza y las mujeres particularmente se ven más afectadas por esta condición, ya que 84.3% de las mujeres indígenas rurales viven en situación de pobreza en el país . Ellas sufren ciertas limitaciones en el acceso a los derechos a la salud y educación, así como la falta de una plena participación en la vida económica y política del país, lo que profundiza la situación de violencia en sus entornos. 78.2% de la población indígena no cuenta con seguridad social, es decir, carecen de protección ante el desempleo, la enfermedad o la invalidez. Además, la fecundidad en las adolescentes indígenas de 15 a 19 años es más alta que entre las no indígenas (83 y 62 nacimientos por cada mil mujeres adolescentes, respectivamente), y--a partir de los 15 años, el 67.5% de las adolescentes indígenas no están estudiando.