La pandemia del COVID-19 es mucho más que una crisis de salud: está afectando a las sociedades y economías en su corazón. El impacto en el desarrollo humano será sin precedentes y golpeará con mayor fuerza a las personas más vulnerables. Hoy, es aún más urgente garantizar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y asegurar que los más vulnerables estén en el centro de la reconstrucción.
Mirar hacia el futuro en medio de la incertidumbre del presente - que en el caso de El Salvador se acentúa por el grave impacto de las inundaciones causadas por las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal-, parece un desafío muy difícil de enfrentar. Pero sin respuestas socioeconómicas urgentes, el impacto será más fuerte y prolongado en los años venideros. Las trayectorias de desarrollo a mediano y largo plazo se verán afectadas por las decisiones que los países tomen ahora, durante la crisis.
Como Sistema de las Naciones Unidas estamos ante un doble imperativo: contribuir a la respuesta urgente para detener el impacto del COVID-19 y apoyar en la emergencia, así como acompañar a los países a recuperarse y construir un futuro mejor. Nuestra respuesta debe apuntar a crear sistemas que protejan a todas las personas y al planeta, reducir las desigualdades y garantizar una prosperidad inclusiva y sostenible de acuerdo con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Lecciones de pandemias pasadas como el brote del Ébola en 2014, en el que murieron más personas por la interrupción de los servicios sociales y por el colapso económico que por el propio virus, nos han demostrado que necesitamos respuestas socioeconómicas inmediatas, para que millones de personas no caigan en o profundicen su pobreza.
El “Marco de las Naciones Unidas para la respuesta socioeconómica inmediata a COVID-19: Responsabilidad compartida, solidaridad mundial y medidas urgentes para las personas necesitadas", es uno de los tres componentes críticos de los esfuerzos de las Naciones Unidas para salvar vidas, proteger y reconstruir mejor, junto con la respuesta sanitaria y la respuesta humanitaria. Este marco es una herramienta para construir una hoja de ruta para poner en marcha, lo antes posible, una recuperación sólida de los tejidos sociales y las economías. Está enfocado en cinco líneas de trabajo: 1. la protección de los sistemas de salud y la disponibilidad de los servicios de salud esenciales; 2. la protección social y servicios básicos para apoyar a las personas; 3. la protección de los empleos y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, así como a los trabajadores del sector informal; 4. la orientación sobre los estímulos fiscales y financieros para lograr que las políticas macroeconómicas beneficien a los más vulnerables; y 5. la promoción de la cohesión social e inversión en sistemas de resiliencia y respuestas lideradas a nivel comunitaria. Estas cinco líneas están conectadas con la sostenibilidad ambiental, para que los países estén mejor preparados para hacer frente a futuras conmociones, incluidas las pandemias.
En El Salvador, a través del marco, se apoyarán las prioridades y estrategias del país, a través de la cooperación coordinada y efectiva de las Agencias, Fondos y Programas de Naciones Unidas. Nos hemos sumado al gran esfuerzo de responder a los desafíos del momento y nos ponemos a disposición para profundizar la cooperación. Una de las grandes lecciones de esta y otras crisis es que no hay otra manera de salir adelante si no es a través de sumar esfuerzos, promover la solidaridad, dialogar y articular las acciones, y poner siempre en el centro el bienestar de las y los salvadoreños.
Las crisis ofrecen oportunidades para cambiar. Trabajemos juntos para que la “futura normalidad” en El Salvador sea más justa, equitativa, verde e inclusiva. En palabras del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres: “todo lo que hagamos durante y después de esta crisis debe estar fuertemente enfocado en la construcción de economías y sociedades más equitativas, inclusivas y sostenibles que sean más resistentes frente a las pandemias, el cambio climático y los muchos otros desafíos mundiales que enfrentamos".
*Birgit Gerstenberg es Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas y Georgiana Braga-Orillard es Representante Residente del PNUD en El Salvador.