Conexiones Perdidas: Una revolución digital incompleta en América Latina y el Caribe
4 de Agosto de 2024
Los avances en las tecnologías digitales y sus aplicaciones a múltiples ámbitos están transformando las economías y sociedades a nivel global. La revolución tecnológica presenta nuevas oportunidades de desarrollo, pues tiene el potencial de impactar positivamente al 70% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque como se mostró en un #GraphforThought anterior, el crecimiento del sector tecnológico en América Latina y el Caribe (ALC) ha sido notable, éste sigue estando incompleto. La región aún carece de la infraestructura básica para una transición digital inclusiva que ponga los beneficios de la digitalización al alcance de todos. Más aún, para asegurar que estos avances lleguen a todos los miembros de la sociedad, se necesitan esfuerzos adicionales para educar en habilidades digitales y establecer un marco regulatorio apropiado.
Este #GraphforThought utiliza datos de la CEPAL para examinar uno de los aspectos de la brecha digital en ALC, enfocada en las diferencias en conectividad entre hogares según su nivel de ingresos y su ubicación urbana o rural. El acceso a internet se mide como la proporción de hogares con una conexión fija en casa, con respecto a todos los hogares en un área o pertenecientes a un mismo grupo de ingresos.
En 2022, el 67.3% de los hogares en la región tenía acceso a internet, en comparación con el 91.1% de los hogares en países de la OCDE. Este promedio oculta disparidades significativas: solo el 46.4% de los hogares más pobres en ALC tenía una conexión fija, en comparación con el 84.6% de los hogares más ricos. Algunos países dan cuenta de una desigualdad aún mayor (Figura 1). En contraste, la brecha en los países de la OCDE es menor, con un 82.4% de los hogares de bajos ingresos y un 97.7% de los hogares de altos ingresos, conectados.
La brecha urbano-rural también es pronunciada (Figura 2). Los hogares urbanos en ALC tienen el doble de acceso a internet que los rurales (74.8% frente a 35.8%). En algunos países, menos del 20% de los hogares rurales están conectados. Sin embargo, países como Chile y Panamá han alcanzado niveles de acceso a internet rural comparables con los de la OCDE.
A nivel mundial, las personas dependen de internet en varios aspectos relacionados con su bienestar (trabajo, educación o estar conectados). Tener acceso fijo a internet impacta significativamente los resultados educativos de los niños, el futuro profesional de los adultos y las oportunidades para mejorar sus habilidades. Permite arreglos laborales flexibles, acceso a servicios financieros, de salud y gubernamentales, así como la participación en debates políticos y sociales.
Países como Costa Rica, República Dominicana y Panamá reconocen que la falta de acceso a internet contribuye a la pobreza y la han incluido como una dimensión en sus Índices de Pobreza Multidimensional nacionales. La asequibilidad sigue siendo una barrera significativa, que afecta desproporcionadamente a los hogares de bajos ingresos que no pueden pagar las tarifas de conectividad. Es posible que los gobiernos tengan que ampliar significativamente sus esquemas de financiamiento, como los subsidios, para aumentar la demanda de los hogares y así lograr que la expansión del servicio sea rentable para los proveedores, especialmente en las áreas rurales.
Para que las tecnologías digitales sean un motor del desarrollo, deben ser accesibles para todos, independientemente del nivel de ingresos o la ubicación geográfica. Es esencial implementar estrategias claras para conectar áreas menos pobladas y extender el acceso a internet a todos los ciudadanos. El acceso a internet es necesario, pero no suficiente. Debe ir acompañado de estrategias para el desarrollo de habilidades y de regulaciones que aseguren que la digitalización sea un motor para un crecimiento más inclusivo y sostenible. Reducir la brecha digital en ALC es crucial para garantizar que los rápidos avances tecnológicos contribuyan al desarrollo humano, en lugar de profundizar las desigualdades en la región.
]1] Los datos de acceso a Internet se centran en las conexiones domésticas fijas y excluyen el acceso a dispositivos móviles.
[2] Los datos de una encuesta de hogares independiente (Encuesta telefónica de alta frecuencia 2021 del Banco Mundial y el PNUD) informan disparidades similares en el acceso urbano-rural en Jamaica y Belice.